Juntos, pero no revueltos y ni siquiera cercanos. Ambiente caldeado, pero con un trato más frío que el del termómetro de la calle en una jornada gélida. Que ayer, en plena polémica por las medidas para embarazadas, coincidieron en los actos del 199 aniversario de la Policía Nacional la delegada del Gobierno en Castilla y León, la socialista Virginia Barcones, y el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo (Vox ), no significa que ni por cortesía se saludaran. Más bien lo evita. Que García-Gallardo llegase con el acto iniciado evitó el trago del primer saludo, pero ni al final un apretón de manos ni el más mínimo gesto. Rictus serio por parte de ambos y torcido incluso cuando Barcones vio tomar asiento a Gallardo.

El protocolo evitó que se tuviesen que sentarse juntos. Pasillo de por medio, Barcones, en el lado de los uniformados como máximo responsable de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la Comunidad; del otro, Gallardo, al lado del presidente de las Cortes y compañero de partido, Carlos Pollán, quien un escueto “¡Hola! ¿Qué tal?» acompañado de un gesto de cabeza fue lo máximo que intercambió con la delegada, que accedió al salón cuando all ya estaban en sus asientos.

Ni siquiera en la entrada. Pollán y el consejero de la Presidencia, Jesús Julio Carnero (PP), llegaron cuando Barcones estaba atendiendo a los medios. Después, con Carnero sí hubo saludo y una breve conversación al acabar, cuando Pollán y Gallardo se souieron también al estrado. Centímetros con Barcones, ni un gesto. Ni aplaudieron supieron discurrir, sólo una respuesta con un “¡Viva! a «¡Viva España!» ¡Viva el Rey! ¡Viva la Policía Nacional» con el que cerró su intervención.



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