Bezzecchi y la última gesta de MotoGP: vuelve a competir solo cinco días después de operarse por una fractura de clavícula | Motociclismo | Deportes
Hace menos de una semana, el pasado sábado en el rancho de Valentino Rossi, el Mundial parecía dar un tumbo decisivo y eliminar de cuajo al tercer candidato por la corona de MotoGP. El italiano Marco Bezzecchi, de 24 años, se fracturaba la clavícula derecha en una caída mientras se entrenaba con las motos de cross junto a sus compañeros de la academia VR46, también rivales sobre el asfalto de la categoría reina. Este viernes, cinco días después de pasar por quirófano el domingo para poner el hombro en su sitio, Bez marcó un prodigioso tercer puesto en la tabla y superó los tiempos de sus dos grandes rivales por el título.
“No ha sido una semana fácil, pero por fortuna esta mañana no me he sentido demasiado mal sobre la moto”, decía el piloto del VR46 Racing, que arranca el GP de Indonesia a 54 puntos del líder Pecco Bagnaia y a 51 de su principal perseguidor, el madrileño Jorge Martín. El gran protagonista este viernes aterrizó en la isla de Lombok la misma mañana de la jornada de entrenamientos. Hasta las ocho no llegó al circuito de Mandalika y tres horas después marcaba el quinto mejor registro en la primera sesión, no sin antes darse un revolcón por la grava que heló el corazón de todo su equipo.
“No me asusté. Enseguida intenté proteger los brazos. Eso sí, me quemé el culo”, apuntó el piloto, tirando de buen humor, una vez terminada la acción sobre la pista. Dio varias vueltas sobre la grava, pero por fortuna se levantó por su propio pie. Las dos placas de titanio en el hombro aguantaron el impacto. Los médicos del Mundial, con el doctor Ángel Charte siguiendo su progresión desde su garaje, le siguieron con lupa y le obligaron a pasar dos revisiones para confirmar su alta, una a primera hora y la segunda entre las dos sesiones del día.
“El hombro se inflamó durante el vuelo, pero no sufrí especialmente. El dolor está ahí, pero esperaba un poco más. Me imaginé lo peor para que así siempre fuera a mejor”, explicó después de pegarse un viaje de más de 24 horas para cruzar medio mundo rumbo a Indonesia. A diez minutos del final de la segunda sesión, ‘Bez’ demostró que está hecho de otra pasta al bajar el récord del circuito, que luego rebajaron también las Aprilia de Aleix Espargaró y Maverick Viñales, quienes encabezaron la jornada.
Matteo Flamigni, jefe técnico del italiano, acostumbrado a las maravillas de Rossi en su momento, hacía aspavientos en el garaje al repasar los tiempos del producto de la academia del mito. En la transmisión de DAZN, Jorge Lorenzo le tiraba más flores al piloto riminés. “Pensaba que sería imposible verle competir aquí. Estoy alucinado. La MotoGP actual es mucho más física”, recordaba el mallorquín. En el GP de los Países Bajos de 2013, él protagonizó la “mayor burrada de la historia” -en sus propias palabras- al romperse la clavícula el viernes y terminar quinto en la carrera disputada 35 horas después.
Aquel episodio endureció los protocolos médicos obligatorios para la recuperación de los pilotos, aunque en el futuro otros como Marc Márquez también intentaron gestas similares, indudablemente no siempre con resultado satisfactorio. El de Cervera arrancó en el GP de España 2020 un calvario de lesiones que ha marcado sus últimas temporadas al intentar competir tan solo cuatro días después de operarse el húmero derecho por primera vez. Esa decisión desencadenó luego otras tres intervenciones rumbo a la recuperación plena de la movilidad en el brazo.
“Me sentí fatal”
“La posibilidad de pelear por un título lo merece, al menos así es como lo ve él. De momento nos lo miramos desde la distancia, pero nunca sabes si la cosa se puede decidir por uno o dos puntos”, comentaba Pablo Nieto, jefe de equipo del VR46 Racing, sobre la decisión de su pupilo Bezzecchi. El joven riminés reconoció que a quién más le costó convencer tras tomar la decisión de viajar al circuito fue a su propia madre.
“El lunes, cuando llegué a casa tras la operación, me sentía fatal. Lo primero que pensé fue en saltarme la carrera e ir directo a Australia”, confesó. Esa misma tarde arrancó su recuperación exprés en el gimnasio, y las buenas sensaciones la mañana del martes le convencieron para intentar engancharse al tren del Mundial. “No todo el mundo estaba de acuerdo, pero Valentino me entendió, porque él es piloto”, agregó después de su heroicidad en Mandalika. Faltará ver si la exigencia del sábado y la carrera de 27 vueltas el domingo no le pasan factura al protagonista de la última recuperación milagrosa en MotoGP.
En un Mundial marcado por las lesiones, con una sola sesión oficial de 99 disputadas con los 22 pilotos titulares de la parrilla disponibles, la gesta de ‘Bez’ gana todavía más enteros. Él sueña todavía con luchar por el título que se disputa con las otras Ducati de Bagnaia y Martín.
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