Bruselas iniciará negociaciones sobre nuevas normas fiscales en otoño | Economía

El debate sobre la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento llevaba meses allí, presente como una mosca incómoda en la siesta, pero aún no había comenzado. Ahora que ha terminado el verano y la Unión Europea cabalga la ola optimista de la vacunación y el crecimiento, con los pies en un tablero hecho a partir de los planes de estímulo, la discusión ha aterrizado y por fin tiene una fecha: Bruselas quiere lanzar la consulta pública sobre la reformulación de sus antiguas normas fiscales este otoño. Y este otoño significa «en 15 días», en palabras del comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni. Esto se anunció durante una comparecencia desde Brdo (Eslovenia), donde el viernes comenzó una reunión informal de dos días de ministros de finanzas de la UE.
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En realidad, la quincena de Gentiloni coincide más con la cuenta atrás para las elecciones alemanas, previstas para el 26 de septiembre, que con el equinoccio. Lo que sucede en Berlín después de la era de Angela Merkel cuenta casi más en Bruselas que en las estaciones de tren. El año que viene, además, tendrá lugar otro de esos momentos decisivos, cuando Francia asuma la presidencia de la Unión y acuda también a las urnas.
La discusión estos días en Eslovenia es un primer contacto entre las capitales, sin dar cifras ni umbrales ni mostrar demasiado la garra. Algunos países ya han mostrado el brillo de sus garras, como el halcones. Liderados por Austria y Holanda, ocho países del ala dura de la ortodoxia fiscal acudieron a la reunión con una carta bajo el brazo en la que exponían su posición en el debate sobre la gobernanza fiscal. En el texto presentado este jueves por EL PAÍS, están abiertos a la negociación, lo que supone un paso adelante respecto a su tradicional enroque. Pero marcan gruesas líneas rojas cuya música suena a la vieja austeridad de siempre. Exigen que las nuevas propuestas no pongan en peligro la sostenibilidad fiscal y además delimitan los dos grandes debates económicos sobre la mesa: el de la reforma de las reglas fiscales y el del regreso al Pacto de Estabilidad y Crecimiento, pendiente desde el primer golpe de coronavirus y prorrogado hasta finales de 2022.
“Recién estamos iniciando un debate muy interesante”, dijo la vicepresidenta primera del gobierno, Nadia Calviño, antes de ingresar al encuentro con sus homólogos. Antípodas de lo frugal, el asturiano ya ha dado pistas de lo que buscará su gobierno, que ha «defendido la necesidad de revisar y modernizar la normativa presupuestaria», y pretende que esta modificación (y «simplificación») llegue antes que la general la cláusula de escape está deshabilitada. Así, en 2023, las densas reglas establecidas por un vade mecum de más de 100 páginas, pero a un marco más flexible y tolerante con deudas y déficits actualmente en su nivel más alto desde la creación del euro. Tras la respuesta a la pandemia, la deuda pública de España alcanza ya el 120% del PIB; en la UE, cayó del 79% en 2019 al 94% en 2021.
Inversiones verdes
Calviño también exigió que la revisión tenga en cuenta una nueva realidad: las importantes sumas de inversión necesarias para la transformación ecológica y digital del continente. Gentiloni también subrayó el interés por este camino, que recuerda a la llamada regla de oro, pero en su versión verde, que implicaría retirarse del cálculo de las inversiones de deuda destinadas a la reducción de emisiones. Otros países, como Francia, navegan en el mismo barco. Los ministros tendrán sobre la mesa el sábado un estudio del think tank Bruegel sobre el peso de las finanzas verdes en la deuda y sus implicaciones para la consolidación fiscal.
«Hay un consenso por construir», aseguró Gentiloni, consciente de que la tarea que nos espera no será fácil, una vez iniciada la consulta pública. Aunque confía en que las negociaciones darán sus frutos en 2023, aseguró que hay formas de manejar la situación en caso de que llegue el momento de desconectar el ventilador de la cláusula general de no obstante sin un acuerdo sobre la nueva normativa. La aplicación inmediata de las antiguas podría implicar un doloroso camino de corte para ciertos países como Italia, cuya deuda pública superará, según las previsiones, el 150% en 2021.
El Comisario no quiso mojarse con una posible modificación de los umbrales grabados en las sacrosantas tablas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que fijaban límites de déficit del 3% del PIB y del 60% para la deuda pública. «La pregunta es cómo llegar a un consenso que nos dé la posibilidad de tener reglas fiscales que sustenten un crecimiento constante y sostenible», dijo.
Gentiloni llamó a las capitales a mirar más al futuro que al pasado, dejando de lado los debates fiscales que nacieron al calor de la crisis del euro hace una década, y centrándose en lo que ha hecho la pandemia y lo que ya implica la transición verde. en curso. La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, también presente en la comparecencia, agregó que el debate no puede referirse solo a un cambio de umbrales y cifras. “Hay dos cosas que también importan mucho y necesitan ser investigadas. La primera: ¿para qué sirve la deuda? Y el segundo: ¿qué servicio rinde esta deuda?