Colombia: Las últimas horas del uribismo | Opinión
En medio de la protesta, la degradación de la misma, las violaciones a los derechos humanos, el retiro de la reforma tributaria parece haber ido más allá de la copa de la indignación en Colombia y la búsqueda de un camino de consenso, acordes y escucha. espacios. No puede haber otra forma por el momento, además de encontrar entre las muchas propuestas que se han hecho, un texto técnico sensato que permita dar solución a las principales necesidades económicas que atraviesa el país. Pero ese no es el punto. Y el fondo debe hacerse visible o de lo contrario, como la violencia que se recicla, la epidemia no parará.
“Que somos buena gente”, dijo el presidente Iván Duque en un discurso en el séptimo día de protestas en Colombia, ya que muchas ciudades están sin comunicación entre sí, sin alimentos y sin oxígeno, debido a los bloqueos de indignados de diversos sectores. . . No es fácil saber a qué se refiere. Bueno, las llamadas buenas personas admiten sus faltas, castigan a quienes violan los derechos de los demás y no los aplauden.
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Voy a lugares, porque en este mar de violencia de ambos lados, hay varias explicaciones de lo que nos está pasando y sus consecuencias. Uno de ellos es que el uribismo está al frente de sus últimas horas. El golpe a su permanencia en el escenario electoral lo da la calle. El Presidente de la República no cree que sean buenas personas, que tengan hambre o que lo necesiten, las que les hablen, sino una violencia amparada por justificaciones políticas, sin decir quiénes son, porque sus sentencias están incompletas o porque tienen miedo de señalar a los culpables porque ni siquiera sabe a quiénes se refieren los violentos. Y si lo sabe, prefiere hablar desde los lados, no desde el frente.
Y es importante decir que se equivoca, porque las soluciones reales dependen de su aproximación. La protesta es contra su gobierno y es una colección de historias a fuego lento antes de la decisión de eludir la paz territorial, antes del discurso del Centro de Confrontación Democrática, de este partido que niega a las víctimas de la violencia pasada y presente, y que hizo un discurso Política . construcción para evitar para siempre la distribución de la tierra, que sus patrocinadores ni siquiera pudieron mantener, porque ahora está bajo el control de otras bandas criminales de narcotraficantes.
Y por eso su discurso político intenta poner en la misma red, en el mismo saco, anarquistas y grupos violentos con taxistas, comerciantes, estudiantes o camioneros, esa sí buena gente. Diferenciar los motivos implicaría reconocer que esta nueva manifestación nació tras el asesinato de Javier Ordóñez el pasado mes de septiembre por un policía, y que la reforma de la institución no se llevó a cabo. Es reconocer que no hay gobierno ni conciencia para entender que han logrado gobernar un país que estaba en profunda bancarrota, luego del acuerdo de paz con las FARC y que necesitaba un mayor liderazgo para sanar heridas.
La CIDH ha aclarado cuáles son las obligaciones internacionales del Estado en materia de seguridad interna y los estándares interamericanos que prevén las tareas de las fuerzas armadas. Debe ser extraordinario, regulado, supervisado y subordinado. Nada menos que Naciones Unidas, Departamento de Estado, miembros del Congreso de Estados Unidos y la Unión Europea, en un solo día, se pronuncian sobre lo que han calificado de brutal y excesivo en la gestión del evento. Precisamente porque existe un término llamado proporcionalidad, que debe quedar claro para las autoridades llamadas a responder por institucionalidad.
¿Y por qué es importante marcar las i en este momento? Porque si desde la redacción, que hoy son nuestras casas a causa de la pandemia, nos comprometemos a denunciar a los jóvenes asesinados por la policía, sin descubrir los rostros y la identidad de los violadores de derechos humanos, no tendremos nada hecho.
Si no podemos decir también que en la violencia con armas largas hay una amalgama de saqueadores, milicias del ELN y disidentes y otros delitos de tráfico de armas y narcotráfico, pero no exigimos que los que denuncian esto, la evidencia, alimentemos. el discurso del Ministro de Defensa, según el cual todo esto es una conspiración política criminal. Lo que nos conviene es interrogarle sobre los abusos de los hombres de los que es responsable, y las razones por las que estos crímenes son capaces de desestabilizarlo todo sin que la policía pueda prevenirlo.
Las voces que se proponen servir en tiempos de crisis, muchas de las cuales también han contribuido a ello, no entienden que Colombia tiene una realidad muy compleja en estos momentos, por lo que, como escuché de la periodista María Alejandra Villamizar, “De un hecho – democracia en un país que, como muchos otros de América Latina, no da una respuesta real a los problemas de la gente, donde se hace poca política, política real ”. No es más que mirar a El Salvador de Nayib Bukele.
Y si el mensaje no fue entendido por el uribismo, que también en sus bases más radicales acabó por no rodear a su propio presidente y revelando sus hándicap, el Congreso y su trabajo limitado por el pueblo con escasas excepciones, y los tribunales cooptados por Los gobiernos de la época, y los partidos políticos entre ellos Colombia Humana y su nueva permisividad al clientelismo, los de Cambio Radical, los liberales y todos los matices, tendrán que entender que el país también está incendiado por todos.
Estos espacios anunciados por Iván Duque para escuchar a la ciudadanía son un escenario abstracto, si no con organizaciones sociales, con líderes sociales. Y comienza reconociéndolos como interlocutores, como buenas personas. No puede seguir ofreciendo un país con futuro, si no es capaz de reconocer el pasado, el conflicto, y si no deja su presente autista, porque lo cierto es que ‘al menos para el Uribismo, las oportunidades en Colombia terminó. Los partidos de la llamada Hope Coalition tampoco pueden condicionar los diálogos cuando deben surgir un mínimo de acuerdos humanitarios para que el oxígeno llegue a los hospitales donde casi 500 colombianos continúan muriendo por Covid todos los días. Ahora no es el momento de las condiciones o los plazos.
No nos pidas más indiferencia. Es usted, el gobierno, quien debe lograr la calma, mientras investigamos por qué la inacción del Estado, quiénes son los vándalos, a quién sirve lo que está pasando, cómo podemos responder con veracidad a la información que atiende a la gente en el en medio de este dolor patrio.
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