Crema fría de frijoles blancos

No existe una ley de cocina que diga que las legumbres solo se pueden comer en guisos, guisos o sopas calientes. Tampoco que se diga que cuando están fríos, solo son válidos para ensaladas o para untar. Se trata de prejuicios de los que te sientes libre de deshacerte en cuanto empieces a utilizar frijoles, garbanzos o lentejas en otro tipo de platos, como la crema fría.

Si por un lado el gazpacho, el salmorejo, el ajoblanco o el vichyssoise funcionan y son universalmente aceptados, y por otro lado pita ensaladas con hummus o legumbres, ¿por qué dejar de usarlas en versión líquida? Las legumbres bien trituradas pueden darle a una crema fría una textura suave muy sabrosa, y si agrega suficiente caldo o agua, no estará blanda ni espesa. Además, forman un suave colchón sobre el que reposan todo tipo de sabores, tanto disueltos en la propia crema como a modo de relleno.

Más ventajas: el poco trabajo que dan, un gran punto a favor en épocas de pereza estival. Si está usando legumbres cocidas, hacer estas cremas no requiere mucho más esfuerzo que abrir un frasco y triturarlo. Hacerlos tú mismo tampoco es un drama: solo mételos en el agua, agrega las verduras que quieras, cocina hasta que estén tiernas, deja enfriar y para en la licuadora.

Mi receta de hoy opta – sorpresa – por la ruta de los drones, que al final del curso tampoco somos de fanfarronear culinario. Combina el frijol blanco con algunos ingredientes que lo acompañan en el muy tradicional guijarro -tomate, cebolla, pimiento verde, aceitunas-, pero como fue el País Vasco el que me vio nacer, también le agrego piparra para aumentar la intensidad. El queso crema o el mascarpone es totalmente prescindible si se saltea los lácteos, pero para mí agrega una dulzura extra cremosa interesante. Para una versión 100% vegana, podría sustituir una cucharada de pasta o mantequilla de almendras.

Todos estos ingredientes juntos producen una sopa fresca y fácil para todos los públicos, nada clásico pero muy reconocible en su combinación de sabores. Como siempre, los ingredientes se pueden adaptar a las preferencias individuales: si no incluyen la cebolla, el pimiento verde o las aceitunas, pelar los encurtidos, alcaparras o cualquier otro encurtido, y si se desea añadir shisha, pescados curados como anchoas, las sardinas, el salmón o el arenque son perfectos para esta crema. Si las cremas frías requieren una textura más ligera, más en una taza que en un plato, también puede agregar un poco más de caldo de verduras.

Dificultad

Para personas con un cerebro del tamaño de un frijol.

Ingredientes

  • Aproximadamente 500 g de frijoles blancos cocidos (si están enlatados no es necesario lavarlos)
  • 700 ml de caldo de verduras
  • 1 cucharada de queso mascarpone o crema (opcional)
  • 8 tomates cherry
  • 1/4 de cebolla morada
  • 1/4 de pimiento verde
  • 4 pimientos verdes en escabeche (piparras)
  • 8 aceitunas gordal, sin hueso (o 12 normales)
  • Vinagre blanco
  • aceite de oliva virgen extra
  • La sal

preparación

  1. Picamos el pimiento verde y la cebolla morada en juliana. Ponlas en un bol pequeño, mojalas con un buen spray de vinagre blanco, cúbrelas con agua y deja que pierdan su fuerza por un mínimo de 15 minutos.
  2. Picar las aceitunas y las piparras, ponerlas en otro bol y cubrirlas con aceite.
  3. Mezcle los frijoles con queso si lo usa. Agrega el caldo de verduras, unas cucharadas del líquido de piparras y sal, y vuelve a mezclar hasta obtener una crema tersa. Si la batidora o el robot que tenemos no es muy potente, entonces puede pasar por los chinos para obtener una textura más fina. Poner en el frigorífico y dejar enfriar.
  4. Retirar la nata y, si es necesario, corregir la densidad añadiendo más caldo o agua (no debe quedar demasiado espesa). También corrige la sal y el vinagre: debe tener un ligero punto ácido.
  5. Mezclar la cebolla, el pimiento y los tomates cortados por la mitad con las aceitunas y piparras y su aceite.
  6. Sirve la nata fría con la cobertura de verduras encima.

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