El golf humaniza a Jon Rahm; Jon Rahm humaniza el golf | Deportes

Ni Jon Rahm es una máquina perfecta de jugar al golf ni el golf es un deporte que en algunos momentos diferencie tanto a las estrellas de los mortales. Un putt de un metro lo puede fallar cualquiera, desde un jugador aficionado hasta un número tres mundial como el vasco, campeón este curso del Masters de Augusta, de la Ryder Cup y de otros tres torneos del circuito estadounidense. Como ejemplo podrá rebobinarse la segunda jornada del Open de España que se celebra en el Club de Campo Villa de Madrid. Rahm fue una máquina, sí, pero esta vez de fallar putts, uno tras otro, como si de repente hubiera perdido la chispa entre los dedos. Algunos se quedaban cortos, otros se pasaban del objetivo, unos rozaban el emboque, y hasta apareció la típica corbata burlona en la distancia más corta. Que no, que no había manera.

Rahm firmó un golpe sobre el par en el día para el -3 global, cayó hasta el puesto 45 y este sábado partirá a las 9.35 en la tercera jornada junto a Rafa Cabrera Bello y el sudafricano Louis de Jager a ocho golpes del líder, el francés Matthieu Pavon (-11). Cualquier intento de remontada pasa por corregir de manera urgente ese desajuste con el putter que le llevó por la calle de la amargura. Alfredo García-Heredia (-9) y Alex del Rey (-7) son los españoles mejor clasificados, por el -6 de Gonzalo Fernández-Castaño, el -5 de Pablo Larrazábal y Adrian Otaegui, -4 de Santiago Tarrío y también -3 de Rafa Cabrera Bello.

La puerta de entrada al laberinto estaba en el hoyo 1. Rahm falló la calle a la derecha y, sin el mejor ángulo, debió apuntar a la izquierda de green. Desde ese costado encadenó tres putts en un anticipo de la condena del día. Bogey de arrancada en medio de una expectación que había convertido el primer tee en una manifestación. Tampoco cazó el green en el 2, cuando pidió a los fotógrafos que no se movieran, y volvió a errar la calle en el 4, esta vez por la izquierda y con un buen surtido de árboles por delante. El par cinco se saldó con otros dos putts. En el 5 y en el 6, nuevo desvío sobre el tapete, hasta que cazó el primer (y único) birdie de la jornada, en el par cinco del 7. La primera parte la completó con la misma tónica en el 9.

Nada fue diferente a la vuelta de la esquina. El vasco se quedó corto en el 10, y en el par tres del 11 llegó el colmo de su desesperación cuando encadenó tres putts y pasó de suspirar por el birdie a cargar con el bogey. El campeón defensor se quedaba atrás, desesperado y atragantado en un campo que el año pasado destrozó con -25.

La última bofetada le esperaba en su paraíso. En las 13 ocasiones en las que había jugado el hoyo 14, par cinco, en el Open de España, nunca había hecho ni el par: nueve birdies y cuatro eagles. Una apisonadora. Pero esta vez, par. Y claro, al fallar un putt corto después de visitar el búnker. Si incluso patinaba ahí, no había nada más que hablar, y los cuatro últimos hoyos, del 15 al 18, fueron una película repetida. Más fallos.

“Pocas veces en mi carrera me ha pasado tirar tantos buenos putts y no meter ninguno. El golf es lo que hay”, se lamentó Rahm. Fue un mensaje para todos aquellos que practican este deporte. Para este sábado, la previsión de lluvia puede endurecer las condiciones. Y el vasco se aferra a una resurrección: “Estoy a ocho, se puede recortar. Si me acerco al -10, el domingo tendré una buena opción”.

Resultados de la segunda jornada del Acciona Open de España.

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