El Sankt Pauli se rebela contra los representantes de los jugadores juveniles | Fútbol | Deportes

El Sankt Pauli, el club del barrio rojo de Hamburgo que se autodefine como anticapitalista, antifascista y antihomófobo, un histórico del fútbol alemán que rara vez abandona la Segunda Bundesliga, comunicó este martes que dejará de trabajar con asesores y agentes de jugadores menores de 18 años. La ley prohíbe que los intermediarios cobren por servicios prestados a futbolistas menores de edad, pero de hecho Alemania es una de las potencias europeas con mayor tráfico de juveniles entre clubes, y en la mayoría de los intercambios intervienen agentes que se embolsan una comisión.

“Apostamos por un diálogo con los jugadores y sus familias y por un entorno personal basado en la colaboración”, señala el director de la cantera, Banjamin Liedtke, que reconoce que la medida no siempre favorecerá los intereses del Sankt Pauli, ya que muchos jóvenes solo se mueven por intermediación de sus agentes. “Los niños cambian mucho de club y eso perjudica al desarrollo del jugador”, añade el técnico. “Tratando directamente con ellos esperamos generar una mayor arraigo”. La decisión forma parte de una estrategia promocionada bajo el cartel de ‘Rebellution, otro fútbol juvenil es posible’.

La idea de la revuelta contra el sistema siempre sobrevuela al viejo reducto portuario. Oponerse a la mercantilización del fútbol es, desde los años 80, una de las divisas del Sankt Pauli, alentada por una hinchada que se autoproclama okupa y que no se cansa de reafirmar su identidad de izquierdas. “¿Quien nos ha traicionado?”, cantan; “¡La Socialdemocracia! ¿Quien no nos ha traicionado nunca? “¡El Sankt Pauliiiii!”.

La nueva medida profundiza en la cruzada social del club que actualmente marcha segundo en la Segunda División. A un punto del líder, el Dusseldorf, que suma 14, e igualado a 13 puntos con el Hamburgo, el club pequeño de la ciudad se ha convertido en un polo de atracción por su juego atrevido y emocionante. El crecimiento del equipo ha convertido a Fabian Hürzeler, de 29 años, en uno de los entrenadores de moda en Alemania.

Basta de ‘coaching’

Prohibir el paso a los agentes en la ciudad deportiva es la regla más tajante de un catálogo que se extiende a impedir la proliferación de los entrenadores personales de toda índole, desde preparadores físicos a entrenadores mentales individuales, contratados al margen del club, una tendencia muy de moda entre todos los canteranos de Europa. El Sankt Pauli quiere insistir en el valor de la comunidad del grupo, principio y fin de todo entrenamiento. “Queremos ayudar a los jugadores a mejorar a largo plazo y queremos trabajar con ellos para que desarrollen las habilidades que necesiten para triunfar en el deporte de alta competición”, explicó Liedtke.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.