El triunfo de Ayuso permite a Casado soñar con unir la derecha e instala a la izquierda en la negación y el desdén

El triunfo de Ayuso permite a Casado soñar con unir la derecha e instala a la izquierda en la negación y el desdén

Han pasado cuatro días desde las elecciones de Madrid, pero aún perdura la digestión de los resultados y los efectos nacionales apenas comienzan a sentirse. Desde la derecha, el PP busca extender la reunificación de su lado de la junta directiva a toda España, sabiendo que cuanto más votantes retengan a Vox y Ciudadanos, más difícil será recuperar la Moncloa. Mientras tanto, la izquierda, especialmente las fuerzas que apoyan al gobierno central (PSOE y UP), están mostrando síntomas de negación y cierto desdén por el triunfo de Ayuso, y sobre todo por el estilo.

En este punto nadie duda de que 4-M fue un shock para la política estatal. Se esperaba la victoria del PP -los populares llevan 26 años al frente de la Comunidad y solo han perdido las elecciones autonómicas de 2019- pero su magnitud menor. Para Vox, eso significó frenar su ascenso; para los ciudadanos, agravar su crisis; para el PSOE, un bache que intentan explicar y que decapitó a su federación madrileña, y para Podemos, el detonante del abandono de Iglesias y la constatación de que se equivocaron en varias de las premisas de su campaña.

PP dispara a Sánchez en el tiempo añadido

El más popular marcó el 4-M como el kilómetro cero de una nueva ofensiva contra el gobierno. Esta semana, Casado pronosticó que la «ola» madrileña se convertiría en una «marea» estatal que impulsará al ejecutivo de la coalición, y dijo que los resultados en Madrid fueron una «moción de desconfianza en su propio derecho» hacia políticas y alianzas. . de «sanquismo». Por ahora, el líder opositor asegura que puede enfrentarse a Sánchez en un debate sobre el estado de la nación, que no está programado ni convocado desde 2015.

El presidente del PP insiste en que «el cambio que ya ha comenzado» y que hay una mayoría social consciente de la «urgencia» de sacar a Sánchez de la Moncloa, aunque hay elementos que actúan en su contra: El PSOE y Unidos Podemos siguen teniendo socios en el Congreso, se ha aprobado el presupuesto y el Gobierno está apoyando con satisfacción el avance de la vacunación hasta que los fondos europeos apoyen la recuperación. En definitiva, no se vislumbra ningún avance electoral y, por tanto, ninguna ventana de oportunidad para Casado.

Quizás por eso los más populares parecen centrarse en dos líneas de actuación. La primera, para tachar al ejecutivo y sacar un Sánchez en la prórroga. Según Núñez Feijóo, 4-M envía «un claro mensaje de descontento» hacia Sánchez y Podemos con «enorme importancia en las políticas nacionales». En palabras de Cuca Gamarra, ha comenzado el «tic-tac de su salida de Moncloa». Y, el segundo, reunir al centro derecha, la eterna aspiración del PP desde que Cs primero y Vox aparecieron después.

¿De tres derechos … a un gran juego?

La razón es simple: el sistema electoral penaliza a la derecha si se concentra dividida en tres generales. Por eso el Casado celebra haber transformado al PP, al menos en su opinión, en «la única opción para ser una alternativa» a Sánchez, gracias a haber «ampliado» su espacio electoral hacia el centro, aglutinando a todo el espectro. la derecha del PSOE en torno a sus siglas. En esta operación, la contención de Vox es clave – en Madrid, los resultados apenas han mejorado – como la absorción de Ciudadanos -que ha desaparecido de la Asamblea-.

El partido Arrimadas es, de hecho, la gran víctima de la operación política que arrancó con la moción de censura en Murcia y que tenía como objetivo ampliar las opciones del Pacto Naranja con el PSOE. El fracaso de este plan sumó, al fiasco de vascos y gallegos y al desplome de los catalanes, la desaparición en Madrid. Además, se ha reanudado la sangría de cargos: cuatro diputados han abandonado el grupo en Corts Valencianas, y la exconsejera Marta Rivera se ha retirado del partido y suena para el gobierno de Ayuso.

En Ciudadanos insisten en que la campaña fue buena y atribuyen su terrible resultado a la polarización. Arrimadas ya ha indicado que viajará a España por celebrar reuniones con activistas para intentar rearmar el partido, y en el Congreso mantendrá su voluntad de acompañar al gobierno, como sucedió con las prórrogas del estado de alarma. Vox, por su parte, mantiene su tono duro, pero tendrá que confirmar en los próximos encuentros en las encuestas si la ralentización de su ascenso en Madrid es puntual o una señal de que ha tocado techo.

La confusión del PSOE y Podemos

La izquierda, por su parte, lo derrota. A 48 horas de las elecciones, el PSOE madrileño se quedó sin cabeza con la dimisión de su secretario general, José Manuel Franco, y la dimisión del acto de su candidato, Ángel Gabilondo. Durante, Pedro Sánchez evitó comentar los resultados, más allá de un tuit oficial de felicitaciones a Ayuso en la noche electoral, y desde la cúpula federal estuvieron el vicepresidente Calvo y el ministro y secretario de la Organización, Ábalos, quienes dieron la cara.

Ninguno de ellos apuntó al equipo de Sánchez, artífice de una campaña errática, pero admitieron desconcierto, desgaste por la pandemia y lucha con el estilo de Ayuso. En palabras de Calvo, como dijo en Onda Cero, es «difícil» entender el «colapso» socialista. Ábalos subrayó tanto las causas “estructurales” – 26 años de gobierno del PP – como las causas cíclicas – la “tensión” -. Y ambos reconocieron que la gestión de la pandemia «lleva»: «El gobierno se ha esforzado y todavía piensas que te va a entender …», lamentó el vicepresidente.

El tercer elemento del análisis socialista es la crítica al tono de campaña de Ayuso y su eslogan, que Calvo describió como «grandes tonterías»: «La palabra libertad es fácil de comprar, pero tiene un lado irreal. Todavía es un poco inconsistente».Dijo el vicepresidente, que defendió que el PSOE “se mueve bien” en las campañas donde se habla de un “programa”, pero “mal” en las centradas en las “áreas inútiles de la política”. Ábalos añadió que también influyeron “singularidades” como el “ocio y bullicio” de Madrid.

Las coordenadas de Podemos fallan

Un tono similar lo utilizó uno de los cofundadores de Podemos, Juan Carlos Monedero, quien dijo que «los que ganan 900 euros y votan por la derecha» no «se parecen a Einstein» y que, en ocasiones, a ojos de los votantes, «carecen de los elementos intelectuales y los recursos para comprender» lo que necesitan. Pablo Echenique, portavoz en el Congreso, destacó por su parte que el partido ha «crecido» y que la situación es «inmejorable» para hacer de Yolanda Díaz la próxima presidenta, gracias a la «decisión políticamente correcta» de Iglesias de dar un paso atrás.

Es cierto que Unidos Podemos pasó de 7 a 10 escaños, pero también que falló una clave de su campaña: la cúpula morada pensó que con una alta participación sumaría la izquierda. La realidad, en cambio, negó esta hipótesis: con una participación récord en las urnas,la derecha ha ampliado su ventaja, de 100.000 votos en 2019 a alrededor de 600.000. El PP también tiñó de azul todos los barrios de Madrid, incluidas las zonas de bajos ingresos, como Villaverde, Vallecas o Usera. Para UP, las señales eran contradictorias y los barrios donde más había mejorado eran desiguales: Puente de Vallecas (+4,9 puntos) y Centro (+4,5 puntos).

Así, solo Más Madrid celebró los resultados, tras fichar a su candidata, Mónica García, una bonita campaña en la que consiguió darse a conocer y levantar cuatro escaños. Sin embargo, el partido cuenta con 41 diputados del PP y afronta el reto de liderar la oposición madrileña. y si debería expandirse a otras comunidades para formar una candidatura estatal: Hace dos años, Más País fracasó y ganó apenas tres escaños en el Congreso pocos meses después de ingresar a la Asamblea de Madrid con veinte.