Elecciones México 2021: Otra violencia electoral en México: candidatos denuncian ataques contra mujeres | Elecciones mexicanas 2021

Elecciones México 2021: Otra violencia electoral en México: candidatos denuncian ataques contra mujeres |  Elecciones mexicanas 2021
Una de las proyecciones en la fachada del Palacio Nacional en referencia al polémico caso de Salgado Macedonio, acusado de violación y ex candidato por Morena.RR SS

México tendrá las elecciones más importantes de su historia el próximo domingo. En ellos se elegirán más de 20.500 cargos entre gobernadores, Congreso Federal, legislaturas locales y ayuntamientos. Quizás sea recordado como uno de los más violentos, en el que fueron asesinados 35 candidatos y candidatas y donde, por primera vez, se presentaron más mujeres a las elecciones populares. Pero también como estas elecciones en las que organizaciones, activistas y políticos empezaron a recordar a los partidos que el compromiso contra la violencia de género es más que una promesa de campaña.

En 2019, para lograr la paridad en todos los puestos de toma de decisiones, los partidos políticos se comprometieron a hacer de la política mexicana un lugar de igualdad entre hombres y mujeres, sin violencia de género. Todos cambiaron sus estatutos para incluir este principio de igualdad en sus filas, pero olvidaron mencionar qué pasa cuando un candidato resulta ser un agresor. Según una compilación elaborada por el grupo Observatorio Ciudadana Todos Mx, que incluye a más de 150 organizaciones feministas, al menos 70 candidatas de diferentes fuerzas políticas del país han sido designadas a pesar de acusaciones o denuncias de violencia de género de diferente gravedad: por abuso, violación. , agresión, violencia doméstica o violencia política contra una mujer.

Aunque las fuerzas políticas se han involucrado en el papel, a nivel estatal y local, la violencia contra la mujer no parece haber sido un obstáculo para la nominación. El escándalo más emblemático de las estructuras que siguen imperando dentro de los partidos es el caso de Félix Salgado Macedonio, ex candidato de Morena a gobernador de Guerrero. Dos denuncias de violación y al menos otras tres acusaciones de abuso y acoso sexual se ciernen sobre él, pero el veterano político terminó fuera de juego por irregularidades en el encuadre de su precampaña, y no por los cargos en su contra.

La posición final del partido, que ha abierto una investigación interna para esclarecer los hechos, fue elocuente en cuanto a cómo se ve este tema: como no hubo condena en su contra, concluyó Morena, no hubo motivo para inhabilitarlo. “Incluso si no hay condena, los partidos deben tener un mayor sentido ético y no presentar candidatos denunciados”, opina la abogada Andrea Medina. El caso Salgado Macedonio y su resolución fueron, en todo caso, una muestra de un problema más extendido.

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Morena tampoco actuó en el caso de Osiris Jiménez Matus, por ejemplo, candidato a la alcaldía de Santa María Xadani, en Oaxaca, quien fue denunciado a la fiscalía en 2021 por malos tratos, agresiones, golpizas y amenazas contra su esposa. . , Beliavit Guerra López, que tuvo lugar en 2019. El proceso sigue abierto a la fiscalía.

Otro caso que EL PAÍS ha podido corroborar es la acusación de violación contra Julio César Lorenzini Rangel, abanderado de Morena-PT en la presidencia municipal de Cholula, Puebla, y exdiputado del PAN. En 2019, una mujer denunció al político ante la fiscalía de delitos sexuales por violarla en un hotel propiedad del político. El político, en declaraciones a la prensa local, admitió que enfrentaba no una, sino dos denuncias de violación de distintas personas y que ninguno de los cargos había llegado al juez. Ambos expedientes fueron archivados ante el Ministerio Público.

Morena reconoce en sus estatutos que quien aspire a una candidatura dentro del grupo debe tener «atributos políticos éticos y una antigüedad en la lucha por las causas sociales», y que será la Comisión de Honestidad y Justicia la que prevenga, sancione y repare la prejuicio en casos de violencia contra la mujer. Jiménez y Lorenzini se mantienen en la carrera electoral.

Las otras partes tampoco son inmunes a las acusaciones. Sergio Estrada Cajigal, candidato a la alcaldía de Cuernavaca por el partido Fuerza por México y ex gobernador de Morelos ante el PAN, presentó al menos una denuncia por violencia física contra una mujer en 2014. Fernanda Alio Lovera, la denunciante, acusó a Estrada Cajigal de golpe él en la cara y causándole una lesión en el ojo al intentar recuperar a su hija de la casa de su exnovia, que Estrada Cajigal conoce. Ese mismo año, un juez decidió no vincular al exgobernador al juicio, dictaminando que no había pruebas suficientes para acreditar el ataque.

“Que haya sentencia firme en un país con tanta impunidad por un caso de violencia sexual es muy difícil de conseguir”, dijo Martha Tagle, diputada del Movimiento Ciudadano. E incluso la existencia de una convicción no garantiza que la política sea un espacio libre de violencia. En Jalisco, Fernando Martínez Guerrero, diputado local del Movimiento Ciudadano por el Distrito 18, fue sancionado por violencia política contra un concejal que también denunció amenazas de muerte para destituirlo de su cargo en el Ayuntamiento de Cihuatlán. Un tribunal decidió compensar a la concejala devolviéndole el trabajo y obligó al municipio a pagar el sueldo que le debía al funcionario. Pese a ello, el Instituto Estatal Electoral aprobó la candidatura de Martínez Guerrero para estas elecciones. El partido consideró que, a pesar de haber sido condenada por violencia política de género, las amenazas contra la asesora no estaban vinculadas a su candidata. La mujer pidió medidas cautelares por temor a represalias.

Un grupo de mujeres durante una manifestación contra el ex candidato de Morena, Félix Salgado Macedonio, en Guerrero.
Un grupo de mujeres durante una manifestación contra el ex candidato de Morena, Félix Salgado Macedonio, en Guerrero.Dassaev Tellez / Cuartoscuro

Varios candidatos de la lista elaborada por las activistas han sido señalados por violencia política de género, figura específica que caracteriza las acciones dirigidas a menoscabar o anular los derechos políticos y electorales de las mujeres, y que prevé una pena máxima. De cinco meses a dos años de prisión y multas de 50 a 300 días. En Chiapas, el candidato priista Julián Nazar fue condenado por esta causa contra tres compañeros de partido y obligado a pedir disculpas a los medios de comunicación. El candidato y ex alcalde de Morena por el concejo municipal de Villa Guerrero, Estado de México, Tito Maya, ha sido denunciado por varios concejales por este motivo. Ahora es candidato a la reelección. «Estoy muy asustada porque ella tiene todo el poder del pueblo, imagínense si se queda otra vez, todos estamos en peligro», dice una de las mujeres en una entrevista con este diario.

Martha Tagle cree que la mayoría de los partidos, incluido el suyo, no han prestado atención ni han verificado los antecedentes de sus candidatos. Ni el Instituto Nacional Electoral (INE), que parece haberse visto desbordado en este asunto. Los pocos casos que han llegado a la prensa son los que han sido descubiertos por organizaciones feministas. «Las partes aún no han terminado de hacer un compromiso profundo con los derechos de las mujeres y es difícil que se lo tomen en serio», dijo la diputada de Morena Wendy Briceño. «Creo que hay muchos pactos patriarcales dentro de los partidos donde muchos hombres por acción y omisión han participado en esta violencia», agrega.

Cuando salió a la luz el caso de Salgado Macedonio y los activistas de Morena alzaron la voz, el presidente Andrés Manuel López Obrador siguió defendiendo públicamente su candidatura con el pretexto de que tales denuncias son «propias del período electoral». Tomar la violencia de género y las denuncias de agresiones contra mujeres como moneda de cambio electoral parece tener al menos un consenso tácito, uno de los pocos en los que el partido gobernante y la oposición están de acuerdo.

En la era del feminismo viral, con un creciente movimiento de mujeres en las calles, los partidos políticos están fingiendo un esfuerzo por adaptarse a los nuevos tiempos para capturar voces, pero dentro de estas son las viejas estructuras quienes toman las decisiones, lideradas principalmente por hombres. No solo basta con comprometerse con la paridad: las personas interrogadas consideran que para que haya un cambio real, debe haber una fuerte perspectiva femenina dentro de los procesos. “Públicamente son aliados del tema porque se ha convertido en una cuestión de corrección política, pero los partidos son los principales violadores de los derechos políticos de las mujeres”, agrega Martha Tagle.

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