En medio de la carretera |  Opinión
Vista de la Cámara del Congreso de los Diputados, en Madrid.Mariscal / EFE

Las tasas de vacunación actuales son fruto de una estrategia de vacunación que ya llega al 70% de la población española y ha permitido conseguir el objetivo que se había marcado La Moncloa. El otoño y el invierno serán diferentes a los de hace un año, tanto en términos de recuperación económica como de protección de la salud.

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Lo que no parece haber cambiado es la frenada y alarmante crisis institucional nacida del bloqueo que mantiene el PP para la renovación de los órganos constitucionales: el Tribunal de Cuentas, el Tribunal Constitucional y, sobre todo, el Consejo General del Poder Judicial. Lo sabemos, pero debemos subrayarlo: sus 20 miembros deberían haber cesado hace más de dos años, sin haber visto la más mínima tentación de dimitir ante la extravagante situación que genera su continuidad. Las acrobacias retóricas de la oposición han pasado de una inicial exclusión injustificada de Podemos a la defensa de una elección sindical entre jueces, una minoría muy pequeña en Europa.

La supuesta táctica de la propuesta es que Pablo Casado sigue peligrosamente instalado en el sabotaje de un mandato constitucional. Al desprestigio de estas instituciones durante la pasada legislatura se suma ahora la irresponsable negativa del PP a aceptar una inexcusable renovación de cargos ya caducados.

Este no es el único frente abierto del gobierno. Los precios mayoristas de la electricidad provocan un profundo malestar social, pero tienen una dimensión política que se había descuidado, aunque hoy el presidente Sánchez arriesga un compromiso en este diario que nadie olvidará a fin de año. Su nuevo Gabinete tendrá que gestionar los problemas de coordinación interna visibles en la primera parte de la legislatura, pero también la construcción de alianzas parlamentarias confiables. Estos dos frentes son cruciales para la aprobación, antes de fin de año, de los presupuestos generales que deben incluir fondos europeos. Otros dos obstáculos son la reforma laboral y la segunda parte de la reforma previsional que introduce el índice de equidad generacional para solucionar su problema de sostenibilidad. Ambos requerirán un guante blanco como parte del plan de resiliencia nuclear aprobado por Bruselas que España deberá presentar a la Comisión. Los pagos incurridos en este primer tramo del paquete de estímulo dependen de su aprobación.

La mejora de la situación económica sólo será efectiva y perceptible si logra equilibrarse socialmente, pero eso no es responsabilidad exclusiva del Gobierno. El anclaje del PP en una metódica negativa no facilita la realización de las reformas pendientes, algunas de las cuales son urgentes. Sin la fidelidad del PP, no al Gobierno sino a una sociedad sacudida y castigada por la pandemia, el rumbo será cada vez más complicado, sin que en la estrategia se adivine ninguna rentabilidad electoral particular. A pesar del antiguo mantra de un gobierno fallido, no hay la menor indicación creíble de que esta sea la situación. Asumir que el período electoral está lejos puede facilitar que la oposición encuentre un compromiso democrático para que el PP deje de parecer ajeno a las preocupaciones de toda la sociedad y cautivo solo de su elector más electrizado.