fallece el escritor Jordi Cussà, retratista de la generación de las heroínas | Cataluña

fallece el escritor Jordi Cussà, retratista de la generación de las heroínas |  Cataluña
Fallece Jordi CussaEditorial Comanegra

La literatura catalana pasó de puntillas por la tragedia y el flagelo que provocó la heroína en los años 80 y 90. Una de las excepciones más notables, casi una novela de culto, es Cavalls se recupera, del escritor, dramaturgo y traductor Jordi Cussà, fallecido esta mañana a los 60 años, en parte por el daño a su salud provocado por la intensa vida que vivió durante ese tiempo.

Cussà es autor de una quincena de obras de ficción, caracterizadas por una notable ambición y competencia estilística, pero su obra siempre ha estado en parte marcada por, tras el relato de Metro urbano (1985) y Espectáculo de gala (1987), su explosiva primera novela, Cavalls se recupera (2000), que se estrenó el año pasado en español traducido por él mismo en Sajalín, sello que también acaba de lanzar. Señora de Formentera (2015), una especie de continuación. Y en preparación hay una adaptación de una novela gráfica. En ambos casos, reflejó lo que, con voz entrecortada y difícil por el ventilador al que estaba conectado, el efecto de portar el virus del sida, definió como «los años rojos» de su exposición al virus. drogas, en los años 80 y 90.

Era un entorno que, lamentablemente, conocía bien, como consumidor y como pequeño minorista. «Pertenezco a la generación de pringaos«, solía decir. Con este trasfondo vital, no le fue difícil retratar con gran fidelidad el mundo marginal del tráfico y el consumo de heroína en la Cataluña de esta década, que parecía invisible para la sociedad catalana y, por lo tanto, a su literatura, con la excepción de una obra, como ácido pera, que otro maldito, Miquel Creus, publicó en 1989 y que también fue recuperado recientemente. «No es una autobiografía estricta, pero hay muchas escenas reales de una época en la que iba a los funerales de dos compañeros a la semana», admitió hace unos meses en La Revista de Cataluña. La carga emocional de evocar este mundo lo llevó a consumir nuevamente una droga de la que tardó cinco años en desconectarse.

Juegos verbales

Pero, además del hecho documental, Cussà ya manifestaba un notable deseo narrativo, quizás heredado de este preadolescente que, nacido en Berga en 1961, exultaba a los 13 años una loca pasión por el teatro, que le condujo a 1977 estudiar en el Institut del Teatre, aunque no pasé algunos trimestres del primer año: era una época en la que tenía mucha prisa por vivir y experimentar, lo que resultó en la creación del grupo Anònim Teatre (1978) , para el que escribió cinco de los quince títulos que componen su bibliografía dramática.

Como narrador (solo tiene un libro de poemas, SensAles, de 2013), estaba claro que el lector había que dejarse seducir, por eso nunca esquivó el juego literario e incluso la metaliteratura, con una competencia lingüística llamativa, hija de un catalán bastante puro influido por su lugar de nacimiento y al que sazonó con juegos verbales, neologismos y jergas siguiendo su intensa experiencia de vida. Fue la base de su otra gran faceta en el mundo de las letras, la de traductor, con más de cuarenta obras volcadas, entre ellas títulos de Truman Capote y Chuck Palahniuk (la suya es Lluita Club), sino también letras de Lou Reed, Bob Dylan y The Beatles, sus verdaderas referencias en los «años rojos» más que los tótems de la contracultura más dura.

Cussà había publicado a principios de este año El primer emperador y la reina Lluna, una notable novela histórica que resume muchas de sus mejores virtudes y que ha recibido elogios de la crítica. Esto lo animó a retomar la narrativa con fuerza y ​​recientemente a entregar una nueva novela, Las musas, que publicará como el anterior, Comanegra, pero que ya no verá en las librerías porque, en su rápida vida, ya ha cabalgado a lo loco.