Final de la Copa América: la Argentina de Messi tiene su «Maracanazo»: vence a Brasil en la final de la Copa América | Copa de fútbol americano 2021

Final de la Copa América: la Argentina de Messi tiene su "Maracanazo": vence a Brasil en la final de la Copa América |  Copa de fútbol americano 2021

Messi convirtió Maracaná en Camp Nou. Su fútbol fue excelente en la Copa América, discreto en la final contra Brasil, pero el día 10 finalmente ganó un título importante con Argentina tras vencer a la Albiceleste. Canarinha 1-0 con gol de Di María. El rosarino forjó su fama mundial a través de goles (672) y asistencias (305), también a base de títulos con el Barcelona (34). Aunque fue rematador (76) y pasador (53), con Argentina fue perseguido por la sombra de la derrota, vencido en cuatro finales (2007, 2015 y 2016 en América y 2014 en el Mundial). Se acabó la frustración, tan decisiva para la albiceleste como para el Barça, Messi persiguió a todos sus fantasmas y acrecentó su leyenda, nada menos que contra el histórico Brasil y el mítico Maracaná. Di María se desempeñó como Ghiggia y Messi, a sus 34 años, ya tiene su título con Argentina. A Maracanázo aunque con solo 8.000 espectadores en la grada.

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En el fútbol, ​​la habilidad y el carácter reinan. Tenacidad también. Nadie podrá jamás disputar la habilidad y el carácter del 10, ni su constancia con Argentina. Rosario no estaba sola. Scaloni ha construido un equipo fuerte en defensa, sorprendentemente representando Dibujar Martínez en la portería, el equilibrio de De Paul y Lo Celso en el centro del campo y, por supuesto, la presencia de Messi en ataque, votado como mejor jugador de la Copa, máximo goleador (cuatro) y asistente (cinco). Argentina honró su historia. Por momentos mostró fútbol, ​​siempre tuvo carácter y subió a lo más alto del podio después de 28 años sin títulos. El último título se remonta a la Copa América de 1993. En el medio, Argentina perdió dos finales ante Chile (2015 y 2016) y otras dos ante su gran rival Brasil (2004 y 2007).

El clásico de los clásicos de América hierve con la aparición de Maradona. Argentina tuvo su duelo particular en el Río de la Plata luego de perder el primer Mundial (1930) y la primera Copa América (1916) ante Uruguay. Y Brasil, por su parte, también ha centrado su rivalidad en La Celeste, el verdugo histórico del Canarinha en 1950, cuando Ghiggia construyó la leyenda del Maracanazo. Brasil nunca ha ganado una Copa del Mundo en su propio terreno, sin embargo, siempre se coronó campeón de Estados Unidos cuando fue anfitrión. Hasta que aparecen la Argentina de Messi y el gol de Di María.

La marcha de Brasil, que supusimos demoledora antes del primer golpe de la Copa América, invicta en partidos oficiales desde el Mundial de Rusia donde perdió ante Bélgica en cuartos de final, sembró dudas sobre su tierra. Estaba luchando y sufriendo, nunca le gustó. La albiceleste, en cambio, pasó de la oscuridad a la luz, cambió la fragilidad defensiva por la fuerza, fue liderada por Messi, como siempre en el partido pero nunca en el vestuario.

Argentina no se sintió débil ante Brasil y, desde el inicio, exigió el balón a Río. Probó, al menos, la alineación. Scaloni descubrió que Brasil no iba a sofocar a la Albiceleste y rodeó a Messi con un mediocampista jugador con Paredes, Lo Celso, De Paul y Di María. Los dos jugadores del PSG jugaron para Guido Rodríguez y Nico González, dos cambios del partido de semifinales contra Colombia; a lo que sumó otros tres en la zaga: Romero, Montiel y Acuña por Molina, Pezzella y Tagliafico. Agitación en el tablero del técnico argentino. Es lo opuesto a Titus. El preparador de la Canarinha apostó el mismo once que contra Perú. Y Brasil ha vuelto a caer en su propia trampa, lento en el movimiento del balón, sin más chispa que el regate de Neymar.

Tite’s Brasil fue objeto de discusiones sobre su empaque. Ganó, sí, pero eso no te invitó a soñar con algo grande, y mucho menos a recordar tu plétora de pasado. Es un equipo pragmático y serio, que solo se rebela contra la monotonía cuando el balón aterriza en las botas de Neymar. A los 10, sin embargo, fue difícil encontrar el balón contra Argentina. Aunque el plan de control de posesión del partido no le funcionó, la Albiceleste logró aislar a Neymar. La protagonista, en todo caso, fue la tensión: en el primer cuarto de hora se contaba una falta por minuto.

Un partido duro, con más descaro para jugar, solo podía romperse por error. Un pase profundo de De Paul encontró a Di Maria solo contra Ederson después del error de Lodi. Fideo no se inmutó. En silencio, en el Maracaná, acarició el balón por encima del portero del Manchester City. El gol liberó a Argentina. Entonces sí, el equipo de Scaloni se animó a descansar con el balón. Titus no tuvo más remedio que arriesgarse. Rompió su doble pivote con Fred y Casemiro y apostó por cuatro delanteros, con Paquetá como rueda de repuesto para el madridista.

Brasil entró en el dominio de Argentina. Algo no ha cambiado: el Canarinha Seguía dependiendo de la inspiración de Neymar. El 10, como siempre, no se escondió. Pidió el cuero y condujo a sus compañeros hacia la portería de Dibujar Martinez. El portero albiceleste resistió, mientras Neymar se impacientaba, cada vez más cabreado con el árbitro, luchando con sus rivales. De Messi, mientras tanto, casi nada. Solo la tranquilidad de sus compañeros cuando quiso poner a dormir el partido. Tuvo, eso sí, la oportunidad de marcar 2-0. Lo desperdició. No me arrepiento. La suerte, finalmente, se había puesto del lado de la Albiceleste. Como si el rosarino tuviera una ayuda extra, la que se había perdido las cuatro finales perdidas. Ya sabes cómo son los dioses: no ayudan en la tierra. Falleció Maradona y Messi logró ganar un gran título con Argentina.

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