G-20: Agujeros en el acuerdo fiscal global | Economía
El acuerdo sobre la fiscalidad de las multinacionales celebrado en Venecia generó esperanzas lógicas. Representa un punto de inflexión en la carrera hacia el fondo de los pagos de impuestos para las grandes corporaciones durante los últimos 40 años. No obstante, el sistema acordado en el G-20 y la OCDE, pendiente de aprobación final, ha planteado serias objeciones de autoridades como el premio Nobel Joseph Stiglitz, el economista Thomas Piketty, países en desarrollo y organizaciones que luchan por la justicia fiscal como Oxfam. .
Más información
Stiglitz sostiene que un impuesto mínimo del 15% a las multinacionales es un paso importante, pero evita el triunfalismo: “El truco está en los detalles. El profesor Piketty destacó que era «una verdadera licencia para defraudar a los actores más poderosos». Precisa que para las pequeñas empresas y las clases trabajadoras es imposible crear una filial para trasladar sus ganancias a un paraíso fiscal.
La realidad es que la concentración empresarial ha aumentado el poder de las empresas para evadir impuestos. El informe Justicia fiscal. Inventario de varias entidades (Global Alliance for Tax Justice y Tax Justice Network, entre otras) revela que los abusos fiscales internacionales cuestan a los estados 427.000 millones de dólares (359.000 millones de euros) cada año, impidiéndoles financiar servicios. Las mayores pérdidas, unos 206.000 millones de euros, son los traspasos de multinacionales a paraísos fiscales.
El compromiso G20-OCDE consta de dos partes. El Pilar I tiene como objetivo distribuir los impuestos que pagan las multinacionales entre los países en los que operan. Pero la norma solo se aplica a empresas con facturación superior a 20.000 millones de dólares (16.840 millones de euros), beneficios superiores al 10% y, peor aún, solo se aplica, solo algunas de ellas (entre el 20% y el 30%). Solo afectaría a 78 empresas y se redistribuirían unos 73.000 millones de euros. Los bancos se salvaron de esta regla. Amazon estaría exenta por obtener ganancias inferiores al 10%, por lo que la regla se aplica a sus afiliados que las obtengan. Según Oxfam, las multinacionales en cuestión solo distribuirán entre el 1% y el 1,5% de sus beneficios en determinados mercados en los que operan.
El Pilar 2 establece una tasa mínima del 15% sobre las utilidades obtenidas por empresas con facturación superior a $ 750 millones. Después de aplicar las exenciones previstas, la tasa impositiva que pagarían en algunos países sería del 3,2%. Los 38 países del Foro Africano de Administración Tributaria (ATAF), que recaudan solo el 3% de los ingresos, han pedido que la tasa mínima sea de al menos el 20%. Francia había pedido el 25%.
Para Oxfam, el acuerdo «podría aumentar los ya grotescos niveles de desigualdad en el sistema fiscal internacional». Susana Ruiz, investigadora de la organización, especifica que «un acuerdo tan viciado sería muy injusto, porque llevó ocho años de negociaciones y lo seguirá siendo durante mucho tiempo». La justicia fiscal global está todavía muy lejos.