Juegos Olímpicos de Tokio 2021: los atletas no son superhéroes | Juegos Olímpicos 2021

Juegos Olímpicos de Tokio 2021: los atletas no son superhéroes |  Juegos Olímpicos 2021

Como todos los días, saco a mis perros Telma y Luis por la mañana. Solo tienen un año y su energía es acorde con su edad y tamaño, así que si quiero mantener mi casa y mis pertenencias en buen estado, mejor los cansaré un poco con una caminata larga. Cuando enciendo la radio para iniciar el viaje de regreso, me encuentro con la final de Maialen Chourraut en el kayak slalom. Ya sé que las tecnologías actuales te permiten ver las cosas cuando y como quieras, y pude haber esperado hasta llegar a casa, pero quería vivirlo de primera mano, sabiendo que en ese preciso momento estaba pasando. En total, busqué una sombra en el estacionamiento, apagué el motor, abrí la app en mi móvil y con los jadeos de mis perros exhaustos de la música de fondo, me dispuse a disfrutarla.

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Para aprovecharlo, digo. ¿Pero a quién le gusta? Nerviosismo, gritos de los comentaristas, rostros de los participantes sonriendo, llorando o ambos. Agonía pura y simple. Arriba, Maialen sale del primero, por lo que cuando consigue el mejor tiempo, todavía quedan unos pocos por participar, los más peligrosos. Y luego mandas el espíritu olímpico al infierno y te conviertes en una mala persona, porque quieres que se equivoquen, llamen puertas, les entre agua en los ojos y si la canoa se vuelca, casi mejor. Por supuesto, sin que nada le pase al piragüista, no somos tan pervertidos.

¿Y el podio cambiante? Ya me parecía el suma de tortura. Me explico. Al finalizar el descenso, hubo un espacio donde se encontraban los tres piragüistas con mejor tiempo. El primero en el medio, y el segundo y el tercero en ambos lados. Pero claro, cuando se produjo un nuevo récord que mejoró el de uno de ellos, las posiciones sufrieron variaciones y el que estaba en la posición de bronce fue expulsado físicamente del cielo del medallero. A medida que se desarrollaba la prueba, era como ver a alguien acercarse lentamente al acantilado hasta recibir el empujón final. ¿A qué mente retorcida se le ocurrió esto?

Finalmente, Maialen solo perdió un lugar y pude celebrar el logro del triplete con mis perros. Bronce en Londres, oro en Río y plata en Tokio. Casi nada. Ganar una medalla en cualquier disciplina es muy difícil y es un testimonio de tu talento. Llegar a dos seguidos muestra la ambición de no sucumbir a la complacencia. Obtener tres, el último a los 38, indica un esfuerzo enorme y continuo y un amor incondicional por su deporte.

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Poco después se dispararon las alarmas olímpicas. Simone Biles, llamada nuevamente a ser una de las reinas de los Juegos, se retiró de la final por equipos de gimnasia tras participar en la modalidad de salto, dejando en duda su futuro individual. Un tema complejo y delicado como es la salud mental de los deportistas vuelve a estar en primer plano, y en el que Biles es particularmente participativo. Nadie sabe mejor que ella lo que es sentirse presionado, tener que afrontar exigencias y expectativas que a veces olvidan el carácter terrenal del deportista. Normalmente todo esto se sufre en silencio, lo que tampoco ayuda. Es por eso que personas como Biles quieren introducir en la conversación este problema que afecta a muchos más deportistas de los que uno se imagina, ya que se topa con una cierta noción de superhéroes con la que están investidos estos personajes. Mientras tanto, la maquinaria deportiva-económica-mediática no está a punto de detenerse. Por esta razón, estamos viendo cada vez más un día en el que el cuerpo y la cabeza del deportista dicen basta. Y se rompe. Exterior e interior.

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