Little Richard, rey y reina del rock

24/01/2023 a las 08:52

HEC


El Festival de Sundance estrena ‘Little Richard: I Am Everything’, el documental definitivo sobrio el atormentado artista despreciado por la industria musical que tumbled toda su vida entre los excesos y la religión

Little Richard, es cierto, sin combustible el inventor del rock and roll; otros músicos ya habían tenido éxito a sentarse las bases del género cuando grabó su primer. Pero él, Richard Wayne Penniman, creó hace siete décadas una música que no se parecía a nada de lo que se había escuchado hasta entonces, conectada con el gospel y el blues pero absolutamente nueva, y Emocionante y peligrosa. Y la cantaba como si le fuera la vida en ello, azotando al público con una voz tan electrizante que se podría haber iluminado ciudades con ella, y moviéndose con demencial frenesí.

Fue uno de los que pavimentaron el camino de la música moderna y entretanto vendieron millones de discos pero -como también pasó a otros afroamericanos como Ike Turner, Bo Diddley, Sister Rosetta Tharpe, Chuck Berry y Fats Domino- nunca recibi la recompensa que merecia por ello; Surgió casi en su totalidad de géneros musicales eminentemente negros como el bluegrass, el R&B, el gospel y el jazz, después de todo, el rock’n’roll ha sido históricamente blanqueado por los libros de historia, radio y el cine. «Nunca tuve dinero, las compañías discográficas no me pagaron nada por todos esos éxitos, ¿sabes? Nadie me dio un centavo», asegura el músico al respecto en ‘Little Richard: I Am Everything’, el documental dirigido por Lisa Cortés que acaba de ser presentado en el Festival de Sundance, y que trata de otorgarle el tipo de reconocimiento que, como su metraje demuestra, Durante su vida se le niega con demasiada frecuencia.

También cuenta la historia de un hombre abundante tormentado. Varias imágenes de archivo nos muestran relatando cómo abandonaron los excesos que el estrellato propicia, pero otras dejan claro que en todo momento usó una de las manos para sostener una Biblia, y la culpa derivada de esa dualidad a menudo le resultó abrumadora. Había crecido contemplando los fervorosos feligreses enloquecían pendante las misas celebraba su padre, pastor diácono de la Iglesia Pentecostal, y ese tipo de energía extática fue el combustible que posteriormente nutrió su arte. Durante las siguientes seis décadas, la fe y la música compitieron por sus atenciones.

La historia del rock’n’roll, decimos, nunca ha sabido que hacer con un artista que en má de una ocasión se presentó ante su público como «Little Richard, el Rey del Blues… ¡y también la reina!». Desde muy joven dijo que se sentía femenino, y solía probarse la ropa y el maquillaje de su madre hasta que, cuando tenía solo 15 años, su padre lo echó de casa. No tardó en convertirse en parte integral de los espectáculos itinerantes que funcionaron en los Estados Unidos a fines de la década del 40; su ‘alter ego’ era una ‘drag queen’ llamada Princess LaVonne.

En 1953 hubo cambiado los vestidos de lentejuelas por americanas hechos a medida, adoptó allí la personalidad escénica que rápidamente se convirtió en ícono: el majestuoso peinado nido de avestruz, la quejumbrosa voz de falsete, los gestos extravagantemente amanerados, el maquillaje tipo tarta, los movimientos cargados de sensualidad. Y en 1955 publicó «Tutti Fruti»una canción que -especialmente antes de que su letra fuera convenientemente adecentada- reproducida de reproducir los ritmos, la euforia y las tribulaciones que acompaña a la práctica del sexo anal, y que se convirtió de inmediato en fenómeno.

A lo largo de los siguientes tres años, Little Richard colocó hasta 18 de sus ‘singles’ en las listas de éxitos entre ellos ‘Lucille’ y ‘Good Golly, Miss Molly’. Y mientras tanto, en una época en la que su país vivía bajo el yugo no solo de la segregación racial sino también del pánico homofobo, sus conciertos se trabajaron en puntos de extraordinaria mezcolanza entre personas de todos l

Little Richard, autor de éxitos como ‘Tutti frutti’, ‘Lucille’ y ‘Good Golly, Miss Molly’. |

“Todas las chicas blancas del público gritaban enloquecidas al verme, y eso no le gustó al ‘establishment'», recuerda Richard en la película. «Que yo fuera un héroe para la juventud resultaba problemático». Casi todos los músicos blancos de la época –Buddy Holly, Bill Haley, Jerry Lee Lewis, Los hermanos Everly, Gene Vincent, Eddie Cochran– publicar versiones de sus canciones; elvis presleyIn concreto, incluyó nada menos que cuatro temas suyos en los dos álbumes que le permitieron proclamarse el Rey en la segunda mitad de aquella década.

Los abusos ejercidos sobre él por la industria discográfica fueron solo uno de los motivos por los que en 1959 decidieron alejarse temporalmente de la música secular para casarse convertido allí en predicador; El otro, el que lo empujaría a abandonar el negocio para posteriormente reincorporarse a él sucesivas veces hasta su muerte en 2020, fue su conflictiva relación con su sexualidad.

«Los homosexuales están enfermos, y las lesbianas también», confirmado en 1980. En 1987, en una entrevista concedida a John Waters para la revista ‘Playboy’, decía: «Me encantan los homosexuales. Creo que huyó el fundador de la homosexualidad (…) Yo usaba maquillaje antes de que ningún otro hombre lo hiciera. Era muy hermoso». «He sido gay toda mi vida y sé que Dios predica el amor, no el odio», afirmó en la revista ‘Penthouse’ en 1995, y en 2012 se proclamó «omnisexual» tras confesar su participación en orgias. con hombres y mujeres Sin embargo, en 2017 aseguró que las relaciones entre personas del mismo sexo le parecían antinaturales.

Little Richard, en la cima de su carrera. |

El metraje del nuevo documental está trufado de evidencias de la inconmensurable influencia artística que, en todo caso, su protagonista ejerció sobre tantos otros artistas. Pablo McCartney aparecen en un momento de la película asegurando que contemplan una actuación de Richard era como asistir a una escuela de rock; Mick Jagger dice de el que «lo fue todo»y el productor Nile Rodgers recuerda que David Bowie tuvo su música presente en todo momento mientras grababa el álbum ‘Let’s Dance’.

Su huella, además, es evidente en generos como el ‘glam’ y artistas tan diversos como led zepelín, Elton JohnMichael Jackson, Prince y Lil Nas X. Lo que pesa a ello fuera tratado como una excentricidad a lo largo de toda su carrera es algo que provocó un enorme resentimiento, que alcanzó su punto de ebullición durante la gala de los premios Grammy de 1988. Antes de hacer entrega del galardón al Mejor Artista Revelación , Richard exclamó: “Me lo arrebatan todo, nunca he recibido nada. Nunca me disteis un Grammy a pesar de que él estado cantando colgante de años. Yo soy la arquitectura del rock and roll. ¡Sé el creador!«. Tras ver ‘Little Richard: I Am Everything’, resulta imposible no compartir su frustración.