Los Veintisiete logran cerrar el pacto migratorio en la UE | Internacional
Tras años de negociación, los Veintisiete han cerrado el último capítulo del pacto migratorio, uno de los elementos de mayor disputa en la UE durante los últimos años. Los Estados miembros han dado este miércoles vía libre al reglamento de gestión de crisis e instrumentalización de la inmigración, que restringe aún más las entradas y solicitudes de asilo, según el último borrador al que ha tenido acceso EL PAÍS. El punto de encuentro entre Alemania, que reclamaba más salvaguardas para las familias y los menores, e Italia, que exigía más dureza dentro de su propia realidad política y en medio de un repunte de llegadas a sus costas, ha sacado adelante la nueva norma en vísperas de la cumbre que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE celebrarán desde este jueves en Granada. Ahora, este reglamento y los otros cuatro que forman parte del ansiado pacto migratorio irá a la negociación interinstitucional para convertirse en texto legal.
El acuerdo llega en un momento de especial tensión entre los Estados miembros por temor a una crisis migratoria que ha llevado a cierres de fronteras temporales y fricciones entre socios. Ese consenso facilita la cumbre de líderes europeos en Granada, donde el debate sobre inmigración y los modelos de gestionarla se ha colado en la agenda y amenaza con monopolizar el encuentro, pese al acuerdo logrado este miércoles.
España, que preside el Consejo de la UE este semestre y hace de mediador para esta y otras negociaciones, se había mostrado optimista sobre la opción de cerrar el acuerdo. El ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaska, había asegurado que se conseguiría antes de Granada. Y tras una semana de intensas negociaciones técnicas así ha sido. Alemania e Italia han dado su respaldo al reglamento, contra el que han votado Polonia y Hungría. Austria y República Checa se han abstenido.
El texto, que forma parte de un paquete que funciona como un todo, restringe aún más la aceptación de solicitudes de asilo y amplía los tiempos de procesamiento (lo que abre la puerta al bloqueo) de los solicitantes de refugio en los países que declaren que están bajo esa situación de crisis. También permite alargar el tiempo de detención de los solicitantes de asilo. Además, incluye el concepto de “instrumentalización” de la migración, cuando un país sea objeto de un intento de desestabilizarlo (o a toda la UE) a través de la llegada repentina de migrantes. Así sucedió en la crisis migratoria de 2021, en la que el régimen del bielorruso Aleksandr Lukashenko envió (y ayudó a tratar de cruzar) a los países del flanco oriental a miles de migrantes, aprovechándose de su vulnerabilidad.
Las ONG de derechos humanos y las especializadas en inmigración han alertado de que este nuevo reglamento (que además desarrolla qué se considera “instrumentalización” de la migración y abre la ventana para contentar a los socios del Este) puede crear una zona gris en la que los derechos de los migrantes se vean vulnerados.
Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete
Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Suscríbete para seguir leyendo
Lee sin límites