Cristian Kirchner y Martín Lousteau se cruzaron este jueves con un picante ida y vuelta en la previa del inicio del informa sobre la gestión que hizo Agustín Rossi en el Senado.

«Senador, ya debería haber aprendido que no se necesita quórum para la sesión de hoy. Gracias», le dijo la actual vicepresidenta al senador radical y precandidato a jefe de Gobierno por la Ciudad de Buenos Aires, ante un cuestionamiento del hombre de Juntos por el Cambio.

La respuesta de Lousteau no se hizo esperar: «Deberían haber aprendido de economía, también».

Pero Cristina fue mas alla y justo antes de que comenzara a sonar el himno en el recinto, retruco: «Me enseñaste tu con la 125».

El video del cruce apareció rápidamente en las redes sociales y se hizo eco de algunos de los líderes más refinados del kirchnerismo como Juliana Di Tulio y Juan Grabois.

Qué es «La 125» que mencionó Cristina Kirchner

La Resolución 125 que Cristina mencionó en 2008 a Lousteau ya quien entonces era Presidente de la Nación como respaldo de los principales protagonistas. Fue la que genero el conflicto mas grande entre el gobierno y el campocon el famoso voto «no positivo» del radical K, Julio Cobos, que será vice de CFK, en el medio.

El 23 de marzo de ese año, el entonces ministro de Economía, Martín Lousteau, dictó una resolución, la 125/2008refrendada por Cristina y Alberto Fernández, por entonces jefe de Gabinete, que transformó en móviles las retenciones a los productores de granos.

Movilidad estaba basado en el precio: con granos, soy en este caso, vendidos a un precio bajo, las retenciones casi no existirían. A precios más altos, mayores retenciones. Un precio internacional de 400 dólares para la tonelada de soya, redundaría en una retención de casi el 38 por ciento a los productores. Si el precio de la soja ha aumentado, y todo indicaba que iba amentar, y aumentaría, las retenciones podrían llegar hasta el 49 por ciento: la mitad de lo producido por el agro pasaría así a manos del Gobierno.

Las entidades rurales, por siempre divididas, se unieron como una sola para rechazar la medida. Nacieron los cortes de ruta en el interior, los cacerolazos en la Capital, las contra marches K con el ex piquetero Luis D’Elía a las trompadas contra los opositores en Plaza de Mayo, el desabastecimiento en las grandes ciudades y un clima de tensión cada más visible.

La Presidenta no tuvo mayor idea que condenar las protestas por cadena nacional el 25 de marzo con una frase poco feliz: habló de «apuestas de abundancia» e invirtió la carga de la prueba: dijo que no se iba a dejar extorsionar.

El kirchnerismo vio en las protestas «un intento de golpe de Estado» y en las llamadas «mesas de diálogo» destinadas a alcanzar un acuerdo, hubo de todo, incluso diálogo.

El conflicto pasó a la Justicia: en mayo fueron detenidos ocho ruralistas por los cortes de ruta y en junio fue detenido el directente Alfredo de Ángel, una de las cabezas de la protesta. Tras esa detención, el metalico concierto de cacerolas llegó hasta la Quinta de Olivos.

El 17 de junio, la Presidente anunció, también por cadena nacional, que la resolución de Lousteau (que había renunciado el 25 de abril) era ahora un proyecto de Ley que sería enviado al Congreso. El Gobierno estaba convencido de que en el Parlamento iba a ganar la batalla.

Diputados lo aprobó por un corto margen de siete votos, 129 a 122. Y el 16 de julio, en el Senado, comenzó un largo y vehemente debate que apareció dieciocho horas y que, antes de la primera votación, vislumbró como une empate.

Más que vislumbrarlo, los legisladores lo sabían: los senadores de las provincias afectados por la 125, incluidos algunos «radicales K» que decidieron votar contra el proyecto del gobierno, pusieron las cosas tanto a tanto contra la «mano alzada» de los legisladores K .

El debate entró en un largo cuarto intermedio, supuestamente destinado a definir posiciones ya que Cobos no tendría que zanjar diferencias. Ya entradas las primeras horas del 17 de julio, el Senado se prepara para votar el proyecto de ley qu’instauraría las retenciones móviles al sector agropecuario, con el anunciado empate en danza.

Voto al Senado: 36 votos a favor, 36 en contra. Una pasta perfecta. Hundido por la responsabilidad, Cobos tomó la palabra: «La historia me juzgará. No sé cómo. Pero espero que esto se entienda. Soy un hombre de familia, como todos ustedes, con una responsabilidad en este caso (…) Con mis convicciones. Que la historia juzgue me.Pido perdón si me equivoco Mi voto no es positivo, mi voto es contra«.

Al día siguiente, el Poder Ejecutivo terminó el proyecto de ley y la 125 quedó, casi, en el olvido.

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