Peter R. de Vries: Morir por la verdad | Opinión

Peter R. de Vries: Morir por la verdad |  Opinión
Las portadas de varios periódicos holandeses informan sobre la muerte del periodista Peter R. de Vries.RAMON VAN FLYMEN / EFE

Más información

La muerte del periodista Peter R. de Vries el jueves, una semana después de recibir un disparo en una calle de Ámsterdam, no solo es un hecho muy grave que ha conmocionado a la sociedad holandesa, sino que también se suma a una inquietante cadena de asesinatos de informantes ocurridos. en Europa en los últimos años.

De Vries, de 64 años, era un conocido periodista de investigación en los Países Bajos, especializado en casos no resueltos y crimen organizado. Con una vasta experiencia, su información no solo sirvió para esclarecer delitos, sino también para liberar a personas inocentes que habían sido condenadas injustamente. Las repercusiones de su trabajo y su tenacidad lo habían puesto en la mira de las organizaciones criminales, aunque, habiendo recibido recientemente amenazas de algunos conocidos jefes del narcotráfico, se negaba a trabajar bajo protección policial.

El periodista asesinado entendió su trabajo como un servicio a la sociedad, que siempre tiene derecho a conocer la verdad. No es de extrañar que la clase política holandesa condenara su asesinato por lo que es: un crimen contra la libertad de prensa. También destaca el reconocimiento del Sindicato Nacional de Policía, que ha reconocido que gracias a De Vries, actualmente existe un equipo específico de casos sin resolver «en todas las comisarías del país». No hay palabras que describan mejor por qué el periodismo es un servicio a la democracia.

Pero cabe señalar que, lamentablemente, el asunto De Vries no es un hecho aislado en los últimos años en Europa. Las trágicas consecuencias para los profesionales que intentan decir lo que nadie se atreve a señalar en el mapa del continente. En cada país, las causas y hechos investigados pueden ser diferentes o responder a dinámicas locales, pero las víctimas son siempre las mismas: los periodistas. En abril pasado, Giorgos Karaivaz, un veterano periodista griego especializado en investigaciones criminales, recibió seis balas fatales en Atenas. En 2018, Jan Kuciak, de 27 años, conocido por sus investigaciones de corrupción, fue asesinado a tiros, junto con su novia, cerca de Bratislava, y en 2017 un coche bomba mató a la periodista más famosa de Malta, Daphne Caruana Galizia, cuyas investigaciones sobre corrupción y el crimen organizado han provocado una crisis política en el país.

La vicepresidenta de Valores y Transparencia de la Comisión Europea, Vera Jourova, presentó en diciembre un plan de acción para, entre otras cosas, mejorar la libertad de prensa en la Unión Europea. Está claro que esto es más necesario que nunca.