Protestas en América Latina: el pulso de las calles se calienta (también) en Brasil | Internacional

Protestas en América Latina: el pulso de las calles se calienta (también) en Brasil |  Internacional
Un manifestante marcha con un cartel que dice «Sal con el genocidio de Bolsonaro» este sábado en la Avenida Paulista de São Paulo.AMANDA PEROBELLI / Reuters

Con otro presidente al mando de Brasil, se cree que muchas de las 460.000 personas que murieron a causa del covid ahora están vivas. Esta convicción es la principal razón por la que, convocadas por movimientos de izquierda, decenas de miles de personas salieron a las calles el sábado en medio de una pandemia, gritando. «Fora Bolsonaro». La mobilisation est une nouveauté notable car lors de cette crise sanitaire, qui au Brésil ne s’est pas calmée, les rues ont été agitées, mais pas avec des signes de mécontentement croissant envers Bolsonaro, mais avec des actes périodiques de soutien au président d ‘extrema derecha. Los izquierdistas brasileños marcharon con sus puntos de vista sobre las elecciones de 2022, pero como evidenciaron algunas de las proclamas, algunos tampoco están perdiendo de vista las poderosas protestas del descontento popular en Colombia o Chile contra los gobiernos de derecha.

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Desde que ganó las elecciones, Bolsonaro ha sido el rey indiscutible de la movilización popular. Incluso cuando Brasil era el epicentro mundial de la epidemia, los seguidores del presidente se manifestaron contra el encierro para evitar el contagio. Durante este tiempo, la oposición tuvo que contentarse con el eco de ciertas caceroladas. Todo, desde la máscara hasta la vacuna, se ha convertido en un arma política.

La primera demostración de fuerza de la izquierda tuvo lugar en decenas de ciudades. Estaba particularmente concurrido en São Paulo. La Avenida Paulista, principal manifiesto y termómetro del país para medir el humor político, se llenó de manifestantes enmascarados, entre ellos el expresidente Lula da Silva, quien regresó al ruedo hace unos meses.

La máscara FPP2 fue una de las reglas impuestas por los organizadores. El otro, mantener la distancia entre los participantes para evitar la propagación del coronavirus, se mostró mucho más descontento en varias de las protestas. Los actos fueron pacíficos excepto en Recife, donde la policía acusó la violencia, reavivando el debate sobre la influencia del bolonarismo en las fuerzas de seguridad.

El coronavirus todavía mata a unas 2.000 personas al día, ya que los expertos advierten sobre una tercera ola, la inflación se dispara y el desempleo va en aumento. Estos son los ingredientes de un cóctel que acelera el descontento con el presidente, según las encuestas. Allí, la izquierda vio una oportunidad madura para acelerar el desgaste de Bolsonaro y comenzar a calentar las calles. El presidente nunca ha tenido menos apoyo que hoy, cuando Lula lidera las encuestas por primera vez. El rechazo de Bolsonaro alcanzó el 54%; el de Lula 36%. Pero queda casi un año y medio antes de las elecciones.

Uno de los principales impulsores de las marchas fue el activista Guilherme Boulos, a quien la resurrección política de Lula eclipsó como líder en ascenso de la izquierda. «Nadie, por supuesto, quería estar en las calles en caso de una pandemia, pero la gente vino por falta de una alternativa y porque luchar para acabar con el genocidio es también un servicio imprescindible», dijo. São Paulo, informa Felipe Betim. Para él, la movilización fue un «éxito».

-PHOTODELDIA- AME1773.  SAO PAULO (BRASIL), 29/05/2021 - Ciudadanos se movilizan en una jornada de protestas contra el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y en rechazo a su política para contener la pandemia del covid-19, hoy, en Sao Paulo (Brasil) .  EFE / Fernando Bizerra
-PHOTODELDIA- AME1773. SAO PAULO (BRASIL), 29/05/2021 – Ciudadanos se movilizan en una jornada de protestas contra el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y en rechazo a su política para contener la pandemia del covid-19, hoy, en Sao Paulo (Brasil) . EFE / Fernando BizerraFernando Bizerra / EFE

La convocatoria vino de los movimientos sociales, aunque contaron con el apoyo del Partido de los Trabajadores (PT) y otras formaciones. Esto y aquello a 48 horas de las marchas que Lula sigue en silencio reflejan el dilema que enfrenta el líder de izquierda y el bloque que lidera.

El PT no olvida el despido de Dilma Rousseff en 2016 en medio del clamor popular, que sigue contemplando un golpe orquestado por políticos con la complicidad de los grandes medios. El partido ha firmado peticiones de juicio político contra Bolsonaro, pero Lula se muestra reacio a participar en un proceso de Acusado de una victoria improbable; El líder del PT prefiere la estrategia de desgaste hasta 2022 para luego ganar en las urnas. Y la idea de pedir a sus seguidores que salieran a protestar tras criticar a Bolsonaro durante meses por generar multitudes y facilitar la propagación del coronavirus, tampoco emocionó el entrenamiento.

Pero las revelaciones que emanan a diario de la comisión investigadora del Senado sobre el manejo de la pandemia y una lenta vacunación que aleja las perspectivas de recuperación económica han dado un impulso notable al rechazo a Bolsonaro.

Los manifestantes reavivaron las demandas de que Bolsonaro sea sometido a una Acusado. No hay escasez de peticiones. El Portavoz de la Cámara de Diputados tiene decenas en su mesa, pero hasta el momento no se ha dirigido a ninguna ya que el consenso entre los políticos es que sin clamor popular no hay proceso de acusación. Y también Bolsonaro se ha pasado meses mimando a los partidos del Centrão (siempre dispuestos a intercambiar apoyo político por posiciones con presupuesto) para que no lo defrauden.

La mayoría de los manifestantes consultados durante las marchas aseguraron tener dudas sobre la relevancia de participar en un acto masivo, pero llegaron a la conclusión de que la gravedad del momento lo justificaba.

Las elecciones presidenciales de octubre de 2022 se perfilan cada vez más como un duelo entre el anti-petetismo, que fue crucial en 2018, y el floreciente anticolonialismo. A pesar de los deseos de la potencia económica y mediática, no hay indicios de una tercera vía en el horizonte por el momento que genere suficiente entusiasmo como para abrir una brecha entre Bolsonaro y Lula.

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