Protestas en Colombia: Un mundo paralelo a la apuesta arriesgada | Opinión

Protestas en Colombia: Un mundo paralelo a la apuesta arriesgada |  Opinión
Los manifestantes se reúnen frente al hotel donde los delegados de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos evalúan las denuncias de abuso durante las protestas contra el gobierno de Iván Duque.JUAN BARRETO / AFP

El establishment colombiano se ha agrupado durante años en partidos “catch-all”, donde hay una amalgama increíble de posiciones ideológicas y visiones de la sociedad. Al final, todos terminaron formando parte de la coalición de gobierno. De hecho, durante años los analistas políticos han dicho que el partido más grande en Colombia es el partido gobernante. Sin embargo, en los últimos ocho años la situación ha comenzado a cambiar. Han ocurrido dos fenómenos. Por un lado, como en el resto del mundo, un alineamiento ideológico es producto de la crisis de las democracias liberales representativas. En segundo lugar, la situación sociopolítica en Colombia estaba provocando un realineamiento político en todo el país.

En 2018, las fuerzas alternativas obtuvieron alrededor de 20 escaños en el Senado de la República, la fuerza más grande en la historia del país para la izquierda, y las fuerzas tradicionales ganaron el resto. En 2019, durante las elecciones locales, las fuerzas alternativas avanzaron aún más. Y todo parece indicar que en 2022 el mapa político será muy diferente a lo que hemos visto en las últimas décadas. Pero para las fuerzas tradicionales, la situación no va a cambiar y piensan que al final todo seguirá igual. Además, con la actual crisis económica, aspiran a mantener su flujo electoral a cambio de favores clientelistas, como la entrega de contratos a cambio de votos.

El Partido Conservador, el Partido U, el Partido Cambio Radical creen que al final no les va a pasar nada, pero tienen miedo, por eso han reforzado sus posiciones burocráticas y hay mucho en juego. El presidente Iván Duque, hace dos semanas, ante la inminente moción de censura contra su ministro de Defensa por los delicados actos de violencia policial, entregó varios ministerios a los partidos políticos y, literalmente, el país está muerto. El resultado fue contundente, el ministro se quedó por muchos votos.

A partir de ahora, en el Congreso de la República están en marcha una reforma del sistema de justicia y otra del código disciplinario, dos verdaderas aberraciones institucionales. Incluso el primero incluye artículos que tienen su propio nombre. Para muchos analistas, lo que está en juego de estos partidos es muy arriesgado, ya que podrían ser barridos en las elecciones nacionales del próximo año.

En la actualidad, los cálculos son desastrosos para ellos. El Centro Democrático, que es el partido gobernante actual, tiene 19 senadores y las proyecciones indican que, en el mejor de los casos, le quedarán 12 senadores. El Partido U podría incluso desaparecer o terminar con solo cuatro senadores. El partido del cambio radical retendría 8 o 9 escaños, perdiendo casi la mitad. Los conservadores perderían uno o dos. Estos últimos son los que más se han beneficiado de la entrega de la burocracia por parte de la administración Duque, por lo que no se espera que su desastre sea mayor.

Hay quienes piensan que la forma grotesca en que han aceptado estos beneficios se debe a que perciben que tienen que salvar su propio pellejo y están plenamente comprometidos con la agenda del Ejecutivo a fin de obtener ayudas para mantener su desempeño. flujo electoral. Otros creen que la ola de protestas en el país no tendrá ningún efecto en las elecciones. Pero las encuestas y otro grupo de analistas creen que el golpe a estas fuerzas tradicionales será devastador. De hecho, algunos analistas bromean con que el PRI les llegará en 2018 en México, donde el banquillo forma parte de una selfie.

En lo que ambos coinciden es que el Congreso, hoy, es una de las instituciones más desacreditadas del país, muchos colombianos culpan a estas fuerzas de todo el caos y situación económica en la que se encuentra Colombia. Todos estos sectores tradicionales han tratado de culpar de todo a un supuesto complot de la izquierda internacional, la izquierda colombiana, entre otros. Pero la izquierda nunca ha gobernado el país, por lo que esta teoría parece ridícula. En nueve meses sabremos si todo es igual o si hay cambios.

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