Rafa Mir salva a España del abismo | Juegos Olímpicos 2021
España, que venera el pase, el juego y la imaginación, se salvó de un gran susto por la fe, la astucia y la vieja receta de la pelota al bote. Y así, contra natura, el equipo de Luis de la Fuente se deshizo de Costa de Marfil y volvió a alcanzar las semifinales olímpicas, el miércoles ante Nueva Zelanda o Japón (13:00 horas), por primera vez desde Sydney 2000. Una eternidad Durante este España cultivó una fórmula que le permitió dominar el fútbol entre 2008 y 2012, y que en los Juegos de Tokio parecía llegar sólo para contener a Costa de Marfil hasta ‘En el minuto 89, momento en el que Gradel marcó el 1-2 y Fui a la selección en el abismo. Entonces entró Rafa Mir, un balón voló por la superficie, los centros hicieron otro lío y el delantero marcó un gol que llevó el partido a la prórroga, territorio del que España nunca le dejó escapar.
Allí la defensa cometió su tercer error grave e infantil: Bailly, un central del Manchester United, saltó sobre un balón suspendido con el brazo izquierdo estirado hacia el cielo, y el VAR alertó al árbitro que debía ver eso en la pantalla. Oayarzabal y su pequeño salto confundieron al arquero. El camino a la semifinal ya era cuesta abajo, y en esta inercia, Mir marcó dos veces más y acabó llevándose el balón a la Villa Olímpica, donde a pesar de los cinco goles, De la Fuente tendrá que seguir pensando en el enigma de la meta. Contra Costa de Marfil, tampoco han terminado de averiguar cómo vincular el juego y la red del oponente. Aunque descubrieron que tenían suficientes herramientas para escapar de situaciones imposibles y ya estaban olfateando las medallas.
Poco después del inicio, España dejó un rayo que sugirió que tal vez esta vez podrían evitar un duelo de masticar y masticar contra un oponente con menos apetito por el balón. Aceleraban por el centro, muy verticales hacia la portería: Zubimendi, dejado por Oyarzabal y disparo demasiado alto de Merino. Fue un espejismo fugaz, que se disipó en unos minutos de calamidad.
Unai Simón despejó el primer disparo lejano de Costa de Marfil a córner, y en el conteo para ordenar la defensa, España encontró a Mingueza sentado en el terreno de juego. El zaguero azulgrana sufrió una lesión en el tendón de la corva en la pierna derecha en el primer partido, ante Egipto, y aceleró la vuelta para poder alinearse en cuartos de final. El músculo, obligado a regresar temprano, duró poco menos de ocho minutos. Sin Oscar Gil, sancionado por acumular tarjetas, el suplente fue Vallejo, que se le unió justo antes de que Costa de Marfil sacara el córner.
En este tiempo de confusión, entre lesión, cambio y saque de esquina, Bailly, central del Manchester United, avanzó al centro del área hasta que encontró el balón y marcó con Eric García d ‘a un lado y Pau Torres en el lateral. otro. El otro. La ventaja de Costa de Marfil devolvió a España a su camino clásico de tener más balón y menos peligro. Unai Simón apareció más que Pedri y Dani Olmo. La selección africana esperó, robó y aceleró, y el portero del Athletic se utilizó en varias ocasiones para evitar que ampliaran la ventaja.
Por primera vez tarde en el tablón de anuncios del torneo olímpico, España apenas excitaba, con Pedri y Olmo desconectados del tren general. El gol llegó antes del partido. Asensio retrasó a Merino, que cruzó de derecha a izquierda buscando la espalda de Singo, donde se asomaba Olmo. El defensa quiso dejarle el balón a su portero con el pecho, pero el español más animado extendió la pierna derecha, metió la punta del pie y empató el partido.
El gol redujo la ansiedad, pero no desenredó a España. Lo más incisivo que produjo la selección fue en el limbo del VAR. Pau Torres adivinó una larga carrera de Miranda y colocó un balón vertical entre el lateral y el centro, que el sevillano transmitió a la superficie, donde anotó Oyarzabal. Bien fuera de juego. Lo mejor de España no merecía la pena, pero daba pistas: el vértigo producía más que el trantran, y cuando el equipo aceleraba y le daba aire al balón tras el descanso, el gol era nuevo ahí. Unieron a Pedri, Olmo y Asensio, y los de Leipzig y Madrid asustaron al portero Tape, que incluso vio temblar los palos después de que Asensio disparara hacia el equipo. Pero nada.
Lo que pasó fue el 1-2 funk del 89 con España colgando sobre el abismo de la eliminación. Hasta que aparece Rafa Mir, gigante, vivo y preciso, y se lleva el balón bajo el brazo, y España en semifinales.
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