Regularización, ¿por beneficio económico o por derechos? | Migrado | Planeta futuro

Regularización, ¿por beneficio económico o por derechos?  |  Migrado |  Planeta futuro

El ideal de nación europea está actualmente lejos de la situación de muchos inmigrantes en nuestro país; Hay lugares que no se parecen a España, pero definitivamente lo son, y representan la realidad más dura con el consentimiento del gobierno. Uno de los últimos ejemplos es Ceuta, donde aún no existe un plan de gestión para la llegada de miles de migrantes, la mayoría menores de edad, y donde la mitad de las personas que llegaron en mayo fueron devueltas a Marruecos en junio. Sin embargo, este no es el único caso, ya que la situación en los campamentos de migrantes que se vive y se vive en Canarias desde hace unos meses es también un buen ejemplo. La insalubridad, el hacinamiento y la falta de cobertura de las necesidades básicas reinan en las estructuras desplegadas en Las Raices (Tenerife), donde cientos de personas están detenidas sin un plan de acción aparente.

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Las palabras de Carmen Calvo en la entrevista que concedió a EL PAÍS en enero fueron contundentes en este sentido. No es que Canarias no estuviera preparada para la llegada de migrantes, es que se tomó conscientemente la decisión de no prepararlos, buscando enviar el mensaje de que esta no era la ruta de acceso a Europa. Dado que no pueden expulsar a este volumen de personas, se decidió disuadir a los migrantes de utilizar esta ruta hacia el continente. En cuanto a Ceuta, las palabras de Margarita Robles no fueron más alentadoras, al contrario, sumaron más polémica a la delicada situación en la que se encuentran las relaciones entre España y Marruecos, y pusieron a personas que han sido utilizadas como arma arrojadiza en un conflicto diplomático. . Las dos intervenciones sirvieron para aclarar la posición del gobierno frente a la situación migratoria del país.

No es casualidad que los grupos que se encuentran en estas circunstancias y que sufren constantes violaciones de sus derechos sean de origen extranjero. La acción (o inacción) del gobierno ante los acontecimientos recientes ha llevado las políticas migratorias actuales al debate público. Activistas y ONG están proponiendo medidas, desde el cierre de campamentos hasta la regularización, para aliviar la vulnerabilidad a la que están sometidos muchos migrantes.

Aprovechando la situación, se debe instar al gobierno a desarrollar nuevas políticas en las que el Ministerio del Interior no tenga el peso excesivo y asfixiante que tiene actualmente y cuyas consecuencias son el castigo excesivo y la muerte. Debemos tener en cuenta que vivimos en un sistema en el que el movimiento de este tipo de personas no solo está prohibido sino también criminalizado y que los gobiernos europeos utilizan constantemente estrategias para evitar que entren en las ciudades, reteniendo a estas personas en la frontera gracias seguridad incrementada.

Recientemente se publicó una instrucción sobre la base de un fallo de la Corte Suprema que abre la puerta a miles de inmigrantes ilegales a regularizar su situación solo a través de sus raíces profesionales. Personas que, a través del trabajo duro y muchas veces injustas por explotación, han demostrado que son imprescindibles (llevándonos la comida o cuidando a nuestros mayores) para una sociedad que les niega los derechos de ciudadanía y les pone mil obstáculos. iniciar un proceso de inmigración.

Uno de los principales argumentos a favor de la regularización es el aporte fiscal que pueden realizar los migrantes. Es aquí, sin negar en ningún momento este aporte, donde debemos cuestionarnos sobre un discurso basado únicamente en los beneficios económicos, porque corremos el riesgo de dejar de lado la parte humana y caer en una lógica. centrado en el capital que subordina constantemente la vida a la economía.

Sin negar en ningún momento el aporte fiscal que supondría la regularización de los migrantes, conviene cuestionar un discurso basado únicamente en las ventajas económicas.

La gran mayoría de estos aportes pasarían por el acceso de los migrantes al mercado laboral, con su contratación como mano de obra. La regularización podría significar el fin de las relaciones laborales donde prima la temporalidad, la precariedad y, en muchos casos, la ilegalidad. Pero como sociedad, estaríamos cometiendo un error muy grande si entendiéramos que estas relaciones deben terminar porque sería una forma de que contribuyan más económicamente a los fondos públicos o porque es la forma de asegurar el sistema de jubilación y no porque, como personas, merezcan garantizar sus derechos. La diferencia es muy importante.

Asimismo, en la retórica de una propuesta regulatoria basada en el potencial aporte económico que podrían hacer, ¿dónde están las personas que tienen dificultades para adaptarse al mercado laboral o que no son directamente empleables? Por ejemplo, menores, personas con diversidad funcional o enfermedades degenerativas, ¿qué haríamos con ellos? ¿Los echaremos si no pueden hacer grandes contribuciones financieras? La retórica de la productividad y la rentabilidad constantes no puede ocultar ser personas.

Una de las justificaciones para utilizar este tipo de discurso es que en un mundo capitalista hay que dar argumentos capitalistas y, si no van en la dirección del neoliberalismo, se pueden interpretar como utopías. Nada más lejos de la verdad, ya que el verdadero problema radica en el encubrimiento del lado humano y como resultado, la aporofobia y el racismo más que notorios continúan siendo aceptados en la sociedad, traducidos en un arco narrativo que promueve discursos egoístas y utilitarios. donde los migrantes se convierten en recursos disponibles para consumir, como el que afirma que la migración es la vía para resolver carencias poblacionales como la despoblación y el balance vegetativo negativo que tenemos en España.

Definitivamente, la migración nunca debería ser una razón para que el sistema prohíba a las personas, es la retórica para cambiar. Por ello, la regularización es una medida que debe ir acompañada de otras más estructurales, donde la regulación sería la fase 0 de un proceso mucho más amplio cuyo objetivo debe, sin duda, ser su plena integración en la sociedad española. Es importante hacer cambios, pero esos cambios deben estar en consonancia con las razones reales y más cruciales que los motivan. Esconder el lado humano en asuntos de inmigración no solo no ayudará a llegar a ellos, sino que también hará que se perpetúe el mismo sistema que ha provocado la terrible situación en la que se encuentran. Surgen preguntas sobre las próximas acciones políticas, pero sobre todo, se necesitan respuestas urgentes para salvar y honrar vidas.

Álvaro Hervás Es antropólogo especializado en migración y cooperación al desarrollo. Beatriz García de la Torre es psicóloga especializada en trata y cooperación al desarrollo