Tokio 2021: Pablo Carreño, bronce ante Djokovic | Juegos Olímpicos 2021

Tokio 2021: Pablo Carreño, bronce ante Djokovic |  Juegos Olímpicos 2021

Es el éxito de uno, pero en realidad es el éxito de muchos. De la mayoría. Pablo Carreño representa a este escuadrón de terrícolas trabajadores que tallan piedras aquí y allá, buscando esa muesca que grabará su nombre para siempre. Y así es como el asturiano, de 30 años, luce feliz con el bronce colgando de su cuello. Se lo merecía. Novak Djokovic, desplomado por dentro, esquiva hasta cinco puntos de partido, pero finalmente cae (6-4, 6-7 (6) y 6-3, en 2h 47m) y el español prueba el metal olímpico. Cae sobre el cemento y se emociona. Es el decimotercero del tenis español, que no ha jugado en modalidad individual desde que lo hizo Rafael Nadal, en Pekín 2008. Ya aparece junto a Baleares, Jordi Arrese (plata en 1992), Arantxa Sánchez Vicario (plata en 1996) y Sergi. Bruguera (también plata en Atlanta). Desde su reaparición en el catálogo olímpico, el tenis prácticamente no ha fallado; A excepción de 2012, siempre ha ofrecido cosecha.

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Djokovic desfilaba por la pista como un alma perdida. No hay fuego ni quemadura, no hay rastro de este lobo que muestra sus mandíbulas mientras se recupera y muerde lo menos que puede. Su mente todavía está anclada en el ayer. La cabeza del serbio da vueltas en círculos y recuerda el colapso de la tarde anterior contra Alexander Zverev. Descomprimido y reacio, se frota la cara y el cuello con hielo, pero no puede librarse de la carga ni volver a comprometerse mentalmente; Se quita la gorra, mira las gradas vacías y respira con la mirada baja. El impacto de las semifinales fue brutal, y su repercusión proporcional: la derrota ante el alemán pasó por encima de él como un tren de mercancías.

Por otro lado, Carreño se presenta como el buen estudiante diligente. A diferencia de su rival, instalado en otro estrato dimensional, ve una oportunidad de oro en el bronce. Corregido en el rally y mejor restaurado de espíritu, el asturiano recupera la rectitud y vuelve a aparecer en forma de frontón. Khachanov duele, pero está la historia por venir; demasiado rico el precio para dejarlo ir. El buen tono está de vuelta y la consistencia está de vuelta, por lo que la mayoría de los intentos de Djokovic por encontrar los huecos no tienen éxito. El español lo echa todo para atrás y detecta rápidamente el colapso, y en cuanto tiene una vena para hacer daño, aprovecha.

Rompe en el quinto juego y luego resuelve el momento crítico del primer set con integridad. Se usa para cerrar y con 5-4, Nole consigue dos bolas de Pausa que se disuelven con una respuesta autoritaria. Carreño sabe que el menor atisbo de indecisión puede abrir la puerta al número uno, por lo que agarra con firmeza y llama. No puede haber ningún compromiso. ¿De cuánto y de cuánto viene Djokovic? Es difícil para él hacer eso, ya que el plomo y las baterías de los Balcanes se han derretido, no importa cuánto aprecia un chasis digno de estudio, marcan en rojo y definitivamente le piden una tregua. En total, serán 10 partidos en siete días, un escándalo. Excesivo para cualquiera.

Nole y las raquetas «voladoras»

Su abrumador apetito se volvió en su contra, con pocas interrupciones en la competencia desde que lanzó el cohete en Montecarlo a mediados de abril; hay siete torneos y 38 apuestas desde entonces. El factor físico pesa, pero el psicológico mucho más. Mientras, Carreño es cauteloso y sigue, sigue y sigue, serio y desenvuelto porque su base se basa en eso: no es un virtuoso, pero no tiene huecos. Tierno hace unos años, ahora es un hueso muy respetado en el vestuario, un tenista equilibrado sin huecos; una guerrilla que ni siquiera se rinde a los disparos. En el segundo set sube un 0-30 contrario mientras que Djokovic queda por empatar, con 5-4 a favor del serbio, luego deberá afrontar el asalto final.

Allí, por unos momentos, reaparece el verdadero Nole. Contra las cuerdas, salva un punto de partido con un servicio abierto y se da la vuelta; recupera la llama, pero llega tarde. La explosión no es suficiente. Después de pasar 10 minutos en el vestuario, regresa y las cosas no terminan para él. Carreño no lo permite. El español ha cerrado la puerta, le niega la Pausa y eso lo vuelve loco. Lanza una primera raqueta a la grada y luego, rompiendo para Gijón y 3-0, estalla una segunda contra el poste junto al juez de silla y la tira a un lado. Trata de expulsar a los demonios, pero su oponente acelera y lo aprieta, aprieta y no se rinde. La historia de este sábado está escrita: Carreño está hecho de bronce.

Así ganó el gijón el metal, una medalla que sabe a gloria y que le reporta su mayor recompensa. Si ganó el trofeo de Hamburgo hace dos semanas, el más importante de los seis que posee como individuo, en Tokio encuentra lo que siempre ha querido. Comprometido y feroz, siempre dispuesto a salir adelante sea cual sea la situación, se gana el botín tras una demostración de fuerza y ​​adaptación. El torneo japonés ofreció una prueba de resistencia y fe, para no dar la vuelta en ningún momento, no importa lo lejos que hayan llegado y no importa lo lejos que hayan llegado. horno consumió a los jugadores, y aguantó. Carreño celebra, mientras Djokovic penaliza.

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