Un mes de vértigo para Colombia | Internacional

Un mes de vértigo para Colombia |  Internacional
Una mujer durante las protestas en Cali el 19 de mayo.LUIS ROBAYO / AFP

Incluso la pandemia de coronavirus no ha detenido la epidemia social que ha vivido Colombia este mes. Han sido treinta días y noches de vértigo en una grave explosión social y política, que comenzó el 28 de abril con la convocatoria de un paro nacional contra una reforma tributaria impulsada por el presidente Iván Duque. Qué pasó? ¿Qué cambió? ¿Cuáles fueron las victorias y los reveses de los manifestantes que aún mantienen el pulso en las calles? A continuación se muestran los hitos de una de las mayores crisis de la historia reciente del país sudamericano:

Cae la reforma tributaria, (aparente) origen de la disputa

Luego de cinco días de marchas masivas en las calles, el gobierno de Iván Duque retiró el 2 de mayo la reforma tributaria con la que buscaba equilibrar las cuentas del estado aumentando la recaudación tributaria. Fue la gran apuesta del ejecutivo evitar que las agencias calificadoras de deuda bajaran la calificación de inversión del país. La propuesta no solo fue criticada por amplios sectores políticos de izquierda que la vieron como un ataque a la clase media, muy afectada por la pandemia, sino también por el propio partido gobernante, el Centro Democrático y los empresarios. “Propusimos posponer temporalmente los beneficios que recibimos de la reforma de 2019”, dijo Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Industriales (Andi), en una especie de contrarreforma que pedía no llegar a la clase media. «¡Cortadnos!» Él dijo.

Dimite el ministro de Hacienda

Una de las peticiones más repetidas durante las marchas fue la salida del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla. Él era el arquitecto de la reforma fiscal y había dicho que sería parte del gobierno hasta que se pusiera en marcha. Logró convencer al presidente Iván Duque de que lo presentara al Congreso a pesar de las voces que le decían que era el peor momento. El presidente había declarado públicamente que presentarlo era «estúpido». Meses después, postuló un artículo que aumentó el impuesto al valor agregado (IVA) y amplió la base de contribuyentes. Con esta reforma, gravarían no solo a quienes ganan el equivalente a $ 1,000 mensuales, sino también a aquellos cuyo salario es de $ 700, una clase media cada vez más empobrecida.

Represión policial y muerte de manifestantes

La represión policial en los primeros días de las protestas, y aún continúa, se ha convertido en la llama que inició el gran incendio. Aunque la reforma fiscal ya se ha retirado, la reacción de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes ha llevado a más personas a las calles. La mala imagen de las fuerzas armadas y la violencia policial durante las protestas de 2019, cuando un agente de la brigada antidisturbios móvil (Esmad) disparó y mató a un joven durante una marcha, pasó factura al gobierno de la ciudad. Un mes después, aún no hay cifras claras: el ejecutivo habla de 17 civiles y un policía asesinados en el marco de las manifestaciones; Organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch dicen que hubo 63 muertes, de las cuales 28 estaban vinculadas a las protestas (26 manifestantes o transeúntes y dos policías). Según cifras del gobierno, 2.151 civiles y policías resultaron heridos.

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No hay claridad sobre los desaparecidos

Un mes después de las protestas, tampoco está claro cuántas personas están desaparecidas. Las organizaciones de derechos humanos hablaron de 500 ciudadanos; mientras que la Fiscalía registró sólo una y la Defensoría del Pueblo 87. Recientemente, la Fiscalía afirmó que había encontrado 290 ciudadanos que habían sido marcados como “no localizados” y que buscaba activamente a otras 129 personas.

El canciller dimite

La brutalidad policial, grabada en cientos de videos y publicada en las redes sociales, ha provocado alarmas en la comunidad internacional. Senadores de la Unión Europea, Naciones Unidas y Norteamérica criticaron la respuesta policial a las protestas. Cincuenta legisladores han pedido al gobierno de Joe Biden que suspenda la asistencia a la policía colombiana. La presión aumentó y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos solicitó una visita al país. El gobierno ha criticado la violencia contra la policía, pero no ha condenado la violencia que se está produciendo contra los manifestantes. Se encuentran en curso 149 investigaciones por presuntas faltas disciplinarias dentro de la Policía Nacional, 31 por agresiones físicas y 10 por homicidios. La ola de críticas internacionales provocó la dimisión de la canciller Claudia Blum. Fue reemplazada por la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, quien viajó a Washington en misión diplomática para explicar la versión del gobierno de las denuncias de violaciones de derechos humanos.

Caos y violencia en los pueblos del Valle y Cauca

Las protestas han desarrollado una dinámica en la que las mañanas y las tardes son marchas pacíficas y festivas, pero las noches se convierten en el terreno del caos y la muerte. Las mañanas han sido espantosas retransmitidas en directo en Instagram y Twitter y las mañanas son un recuento de muertos y heridos, quejas y más gente en las calles. En un círculo vicioso. El gobierno asegura que se trata de actos vandálicos contra los que debe ejercer la fuerza; los manifestantes, que se infiltraron en las manifestaciones. En localidades como Cali, Jamundí y Popayán, en el Valle del Cauca y Cauca, la violencia se ha intensificado. En uno de ellos incendiaron el juzgado y en otro la alcaldía; estudiante de derecho murió en medio de enfrentamientos con la policía; en Popayán (Cauca), una adolescente se suicidó luego de ser detenida por la policía y denunciar haber sido víctima de acoso sexual. En medio del caos, civiles armados dispararon contra manifestantes en localidades como Pereira, donde un joven fue asesinado; En Cali, vecinos de un barrio adinerado dispararon contra indígenas del Cauca.

Barreras y escasez

Los obstáculos que impiden el paso de medicinas y alimentos han generado críticas y desgaste de las protestas. La expresión más crítica de esta situación fue la muerte de dos bebés en ambulancias que no podían moverse. Otra consecuencia de los bloqueos es la falta de oxígeno en el hogar y de suministros para tratar a los pacientes renales. Los empresarios ya han dado la voz de alarma sobre los efectos económicos y el desempleo. Una encuesta de la Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio a 12.979 empresarios indicó que el 90% cree que los empleos que generan están amenazados por el desempleo.

Negociaciones con el bloque del comité de huelga

Mientras continúan las movilizaciones, el gobierno y el comité de huelga nacional, que agrupa a los sindicatos centrales y sindicatos, no pueden llegar a un acuerdo. Una de las líneas rojas para que el gobierno se siente en una mesa de negociaciones es que se levanten los obstáculos. El comité de huelga insiste en la figura de los corredores humanitarios. «Para el gobierno nacional, este punto no es negociable», dijo Emilio Archila, delegado del gobierno para los diálogos. Por otro lado, el comité de huelga pide al ejecutivo que condene abiertamente la brutalidad policial como condición previa para las negociaciones.

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