Una maleta mala |  Revisión de verano
Pau Valls

Muy bien, aquí estoy. Sé que te prometí escribirte todos los días y ayer ya me perdí la cita, pero tengo la excusa perfecta porque cuando te diga por qué terminaré estando de acuerdo contigo. Bueno, ya sabes. No amas nada más que estar de acuerdo contigo mismo.

Vas a adorar. Resulta que perdí mi maleta.

O más que perdido, ahora tengo una maleta idéntica a la que traje en este viaje pero de otra persona. Vamos, tomé su maleta por error, y creo que esta otra persona tomó la mía cuando bajamos del avión. Dos maletas idénticas, ¿qué te parece? Como en esas películas de espías que tanto amas.

Ahora viene la parte en la que tengo que estar de acuerdo contigo, porque si te hubiera escuchado cuando me lo diste y lo hubiera marcado con un moño o pegatina o lo que sea, lo más probable es que ahora no te hablaría de este drama. Pero espero que no te pierdas la ironía: si viajé con esta maleta es porque es la que me diste cuando te presté la mía, la que rompiste, ¡perdón, la que se rompió para ti! – En este viaje a Lisboa. Entiendes lo que quiero decir, ¿no? Si no hubieras roto esa maleta, lo siento, ¡si no la hubieran roto! – ayer podría haber viajado con él, y ahora, seguro, lo tendría aquí conmigo. He viajado suficientes veces con esta otra maleta para no confundirla, con o sin nudo.

El caso es que me tienes aquí en Maribel’s vistiendo la misma ropa con la que viajé ayer y pensando que, de todas las formas en que podrían haber comenzado estas vacaciones, esta podría no ser la mejor.

Si no te escribí ayer es porque no estaba de humor, en realidad. Llegué muy cansado y no me di cuenta del error hasta que entré por la puerta y luego, cuando llamé a la aerolínea para hacerles saber, todo lo que obtuve fue un «Está bien, tomemos nota, te llamaremos» que no pudo No será menos que «ok, tomaremos nota, te llamaremos».

Y sí, por supuesto. Puedo imaginar lo que estás pensando. Curioso, nadie me gana, sabes. Sí, abrí la maleta que tengo aquí ahora. Fue entonces cuando vi que no era mío, ¿y sabes qué? En el interior solo hay periódicos. Nada más, solo eso. Muchos periódicos viejos. ¿Quién se va de vacaciones con una maleta llena de periódicos?

Por fin. Al menos estaré seguro de leer.

Te escribo mañana. Prometido.